Capítulo cincuenta y nueve.

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Dos semanas después.

–¿Cuánto tiempo más? –cuestioné haciendo un mohín y ojitos tristes–. Dijiste que serían dos meses y ya han pasado esos dos meses, bro –reclamé mirando la pantalla.

–Solo será una semana más o dos, no lo sé –respondió Owen desde el otro lado de la pantalla sonriendo.

–¿Estás divirtiéndote tanto que no me extrañas ni un poco? –cuestioné frunciendo el ceño y manteniendo el mohín de niña caprichosa.

–Claro que te extraño. Esto no es diversión, es trabajo.

–¡Miente! –gritó alguien y Owen regresó su mirada–. Owen ha estado saliendo de fiesta con chicas –canturreó de nuevo y pude reconocer la voz de Loopy.

–Hola Loopy –saludé con desgano al enterarme de que mi bro sale con chicas.

Es decir; no esperaba que Owen se mantuviera solo todo ese tiempo en Los Ángeles donde hay chicas tan bonitas, pero aun así la noticia me golpeó como una ráfaga de agua fría en la cara y tenía que disimular con una sonrisa al ver a Loopy en pantalla.

–¡Vete de aquí! –Owen soltó el teléfono ya que en pantalla solo se podía ver el techo y vi una almohada volar por el aire–. Nunca me dejan hablar tranquilamente con mi bro.

La imagen en la pantalla se oscureció por un momento y se escuchó una puerta cerrase, posteriormente pude ver la mandíbula de Owen mientras caminaba a prisa hacia algún lado.

–¿Qué pasó? –cuestioné.

–Voy a la terraza del hotel, necesito un poco de paz.

Reí.

–Pero los chicos son una compañía agradable, yo los extraño.

–Y yo los quiero mucho, más que mis amigos, son mi familia. Pero también necesito tiempo a solas.

–¿Deberíamos cortar la video llamada?

–A solas de ellos. No de ti, bro –sonrió enfocando bien su rostro cuando había entrado al elevador–. ¿Cómo va lo del trabajo?

Después de una semana buscando, había conseguido trabajo en una zapatería del centro comercial.

–Muy bien. Es un poco más agotador que el de la heladería, pero pagan por día y más comisiones por venta –sonreí.

–¿Y Bloo va a recogerte del trabajo?

–No, él... –dudé en contarle a Owen que Bloo no ha hecho más que beber y fumar las últimas dos semanas.

–¿No va a recogerte? ¡Ese cretino! –Owen parecía muy molesto–. Sales a la media noche de ese trabajo, es peligroso que vayas sola a la casa tan tarde y el idiota ese no es capaz de cuidarte ¡Voy a matarlo!

Reí.

–No es necesario que él me lleve y traiga de todos lados, arreglé la bicicleta que estaba en el sótano, necesitaba hacer algo de ejercicio –sonreí.

–¿De verdad estás bien?

–Ya te dije que sí, me lo preguntas todos los días.

–Es que me preocupo mucho por ti, eres mi hermanita –auch...–. Cuando regrese a Corea voy a comprarme un auto y te llevaré a todas partes para que no tengas que tomar autobuses o ir en bicicleta.

–Pues entonces ven pronto –hice un puchero.

–Será pronto, lo prometo.

–Eso espero... –contuve un bostezo y cubrí mi rostro.

RUDEWhere stories live. Discover now