Prefacio.

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He estado esperando a mí amor desde que tengo uso de la memoria
Creo haberlo encontrado. Me siento bien; de nuevo, parezco aquel niño pequeño del que juré haberme despedido hace ya un buen rato. No es viable hacer afirmaciones en tan poco tiempo
Aún la estoy conociendo y aún así me parece la persona perfecta. Es linda, blanca, idónea, alegre, colorida, de cabellos lacios largos que siempre huelen a chocolate. Una rosa roja envuelta en luz solar al amanecer y hasta caer la noche que la vuelve indefensa.
Me encanta. La mujer más hermosa que he visto, y que me ha visto. Tengo que enamorarla. No he tenido la oportunidad de analizar el cómo lo haré, sin embargo, se dirige a mí, sonríe, me da un enorme abrazo y un beso en la mejilla.
Me desea felices vacaciones y se aleja riendo por las escaleras, dónde entonces sólo observo su caminar y me estremezco en el proceso.

—¡Natalia! —mis labios se arriesgan y suspiró su nombre. Voltea.

—¿Stuart? —sus ojos brillan al verme correr para estar a su lado.

Es pues que, valiente, arrojo.

—¿Quieres que te acompañe a tu casa? —me atrevo a cuestionarle; no veo nada que pueda perder.

—¡Está bien! —su voz me parece angelical y melodiosa. Tan linda ella— ¿Tomas el metro?

—Claro.

Mí garganta se seca y mis piernas tiemblan, ha accedido. Nunca esperé eso.

Viajamos de Mariposa hasta Castro. Pasamos por el Oracle Park, ella comenta que le gusta el béisbol. Algún día la llevaré a ver jugar a los Giants.

Al bajar, caminé junto a ella por al menos media hora hasta llegar a su casa.

—Perdón por no decirte que tardaríamos tanto. Espero que no estés molesto —me dice avergonzada. Yo, entre paciente y nada preocupado por el tiempo, respondo fácilmente: "no te preocupes".

Ella se para frente a una casa blanca con puerta de madera y las llaves en la mano. De nuevo, se acerca a mí, me abraza por el cuello, y vuelve a besarme en la mejilla.

—¡Ten felices fiestas! —exclama sin soltarme.

—Igualmente —logro decir sonriendo.

—Ah, y, gracias por acompañarme Stuart, espero que podamos salir pronto de nuevo.

—¡Por supuesto! —me alegro de nuevo.

¿Sueño?

—Te veo en unos meses —asegura. Yo meneo mí mano de lado a lado despidiéndola y sonrio ampliamente.

Ella entra a su hogar. Mientras, yo siento que mí vida ha cambiado. Camino de vuelta a Castro sin importarme el tiempo y regreso a Embarcadero, dónde me pierdo unas horas. Aquellas dónde no dejó ni un momento de sonar I left my heart in San Francisco y la voz de Natalia. Natalia y Natalia. Simplemente.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2019 ⏰

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