—Nada es más importante que mi familia, estoy hablando en serio— mis pequeños, pero rosados labios se volvieron una línea recta. Detestaba que las ofertas de mi jefe fuesen más allá de un pequeño sacrificio.
Caminé apretando más el paso con las hojas que necesitaba fotocopiar con el fin de dejar a mi comandante detrás.
—Escucha esto, sólo tienes que ir unos días a Japón y conseguir lo que te estoy pidiendo. Si no haces tú, le pediré a Emilio que vaya.
Me detuve en seco. ¿Emilio? ¿Estaba segura de que era ese su deseo? Emilio era tremendamente bruto, pedirle que le saque filo a un lápiz era una tarea demasiado complicada. Mi jefe estaba detrás de mí esperando una respuesta, ahora no podía negarme a ir, no podía dejar que ese hombre arruinaría nuestro proyecto de años; —Emilio es un bruto... Definitivamente iré.
Pero mi subconsciente estaba en realidad arrepentido, dejaría a mis padres en una fecha tan importante como su aniversario. Aunque aquello me ponía a pensar en que probablemente se enfadarían muchísimo conmigo, sólo serían unos cuantos días. Mis planes no iban más allá, en suma de que aquí tenía una vida. En fin, no era algo que yo planeaba, simplemente sucedió.
Aquella tarde llegué a casa, arme mis maletas sin que mis padres se percataran y las resguarde bien dentro de mi ropero. Mi vuelo estaba programado para el siguiente día, y necesitaba conseguir una sencilla firma de la empresa que invertía en nuestro proyecto de constructoras. Era algo tan sencillo, que incluso creía que una semana era demasiado, pero de igual manera, ya todo estaba adecuado al tiempo previsto.
—Bueno, está bien— mamá me sonrió un poco triste, pero yo sabía que ella entendía que este año no podría pasar su aniversario a su lado. Eso no significaba que yo no me sintiese triste por sacrificar aquella fecha importante— ¿vendrá André?— sí, lo olvidaba. Mi novio.
—Él me llevará mañana al aeropuerto— sonreí como si me encantase la idea de viajar hasta el otro lado del mundo.
—De acuerdo— después sacó dos folletos elegantes y me los estiró, otro dolor de cabeza, ayudarle a elegir lo que cenarian en el momento en el que yo no estaría, solamente me hacía desear no hacer mi trabajo— elige, cortes de carne, o cena formal.
—Si yo estuviese aquí eligiria cortes de carne— bufé— pero no estaré así que elige lo que quieras.
—Sí, bueno, yo no tengo la culpa de que no vayas a cenar con nosotros.
—Les enviaré su regalo.
No discutí. Sí quería discutir, pero no lo hice. Mi madre no tenía la culpa de mis responsabilidades. Sucedió que me fui a dormir y me dispuse a salir al siguiente día ya sin sentirme tan mal.
Y así comenzó una historia que jamás olvidaré. Una historia que cambió mi vida para siempre.
Llegué al otro lado del mundo. Era la primera vez que visitaba Japón, en especial ese país me parecía poco interesante. Había estado en algunos otros lugares ricos en cultura, pero Japón no era mi atractivo principal. Además que solamente sabía hablar inglés y esperaba que con eso fuese suficiente para comunicarme con facilidad. Entonces subí al avión y solamente me dedique a disfrutar el vuelo. Cuando por fin llegué supe que no sería sencillo. La gente me miraba con curiosidad, no tenía nada de especial, era una simple latina con rasgos morenos. En fin, me hospede en un hotel de prestigio, a la empresa le costó mucho dinero traerme hasta acá; me brindaban la mayor atención posible y siempre se aseguraban de que todo estuviese en orden.
Cómo sea, recuerdo haber viajado todo el tiempo de día, jamás se hizo de noche. Llegué con el sol al otro lado del mundo, lo cual me pareció muy curioso, porque si bien no lo ignoraba, jamás lo había vivido.
ESTÁS LEYENDO
Lo demás no tiene precio.
Short StoryVivir lejos de las personas que siempre te han apoyado en todo momento es difícil, ¿cierto o falso? ¿Cuál es el verdadero precio que tenemos que pagar cuado las verdaderas ofertas de vivir lejos de tu país natal llegan a ti? Te enamoras de alguien q...