Only

1.9K 145 66
                                    

".....Dear rabbit....."

Nunca pensé llegar a sentir algo como esto por un simple pedazo de deliciosa y jugosa carne con vida. Todo comenzó desde que entraste al bosque y llegaste a mi gaceta, en ese momento en el que te vi pude sentir algo especial, algo separado a querer matarte, tu apariencia tan inocente, tu piel suave y tersa como el algodón, esa mirada temerosa al verme, eras como un conejo viendo a un feroz depredador, a un lobo que en cualquier momento podría ponerle fin a esa efímera vida. En cambio, mi conejito, nunca llegué a hacerlo, nunca te pude decapitar o rebanar en mil pedazos, ganas no me faltaron si te soy sincero, pero era mejor tenerte con vida, así todo resultaba más divertido.

Claro, necesitaba mantenerte a salvo y seguro en un sitio fijo, afuera hay más monstruos que querrán matarte y devorarte por el manjar que eres, pero no te preocupes, antes que yo nadie. Decidí entonces llevarte al único lugar en donde estarás segura, mi casa. Por supuesto que no ibas a ser fácil de convencer, tenías que rehusarte y hacerme molestar conejito, crees que en verdad me gusto tener que cortarte los tendones de los pies al agarrarte, nunca debes molestarme, recuerda lo violento que somos los lobos con nuestras presas.

Al llegar subimos a mi cuarto, te deje acostada en mi cama y eche el cerrojo, tenía que protegerte de todos, incluyendo del hermano menor que vive conmigo. Estabas muy asustada y todavía seguías sangrando de los tobillos, pobre conejito, tuve que vendarte y amarrarte de las manos para evitar que hicieras alguna tontería, también amordazarte ya que tus gritos de auxilio podrían hacer percatar a mi hermano de tu presencia y, aunque a él nunca le haya negado nada, no podría compartirte.

Fue todo un reto mantenerte con comida conejito, te rehusabas a alimentarte de lo que cocinaba excusándote con puras fantasías de píldoras o veneno, como crees que te haría algo así después de ponerte a salvo, sabes que te amo y nunca te mataría. Me sentí muy feliz cuando por fin te rendiste al hambre y empezaste a comer mi comida, aunque te sintieras mal al hacerlo y a veces la vomitaras, pero no te culpo mi conejito, es normal que te pase eso si te comes a tus semejantes asados con especias.

Ha pasado ya una semana desde que te tengo conmigo y todavía he tenido que seguir amarrándote debido a tu indomable carácter respecto a mi amor, ¿por qué no puedes aceptarlo conejito? ¿Tan difícil es que me ames? Ya no puedo aguantarlo más, quiero que me ames, quiero sentirte entre mis brazos, quiero acariciar tu pálida piel, quiero intoxicarme con tu aroma, quiero, quiero....devorarte.

Sí, eso es exactamente lo que quiero mi precioso conejito pero no te preocupes, estoy seguro que lo disfrutaras.

En la noche inicie mi plan, no fue nada fácil esperar a que mi hermano se durmiera ya que mis ganas de ti conejito me comían por dentro como si fuesen gusanos en un cadáver. Habiéndose caído mi hermano en el profundo sueño camine tranquilamente hacia mi habitación donde te encontrabas resguardada, estabas tan somnolienta que ni notaste cuando entre por la puerta y cerré la misma, hehe que distraída eres.

Estrujaste tus ojos y me miraste en cuanto me senté en la cama, como siempre note algo de miedo en ti, aún sigues sin acostumbrarte a mi presencia conejito y no me importa, amo esa parte de ti. Vestías la ropa de dormir que te había conseguido y tengo que admitir que te quedaba preciosa, justo como imagine que se te vería en cuanto la usaras mi hermosa y adorable presa. Hasta haces que mí corazón se agite como nunca con esa apariencia.

Temerosa me preguntas qué pasa y yo te respondo un nada acompañado de una sonrisa, es tan tierno que te preocupes por mí. Te relajas un poco y sonríes, estabas muy aliviada por mi respuesta, aunque lamentablemente eso iba a durar poco. Aprovechando tu falsa seguridad me abalanzo sobre ti intentando sujetar tus brazos en el proceso, tus piernas no paraban de moverse y tu boca pedía que me detuviera, he, es gracioso que digas eso cuando sabes que no lo haré.

Dear RabbitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora