2. Una agradable sorpresa.

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[LEILA en multimedia]

─Leila ─vuelvo a repetir, incrédula.

─Hola, ¿no? ─dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Realmente no sé que hace aquí, no me había mencionado que vendría.

─Oh, lo siento. Hola, toma asiento por favor ─saco mi mochila del asiento en la que la había dejado en el momento en que me puse los audífonos para escuchar música. Mientras ella se sienta me pongo a pensar ¿Qué hace ella aquí?

─Pensé que me ibas a llamar en cuanto saldrieras de tú casa ─dijo tranquilamente.

─Bueno, déjame decirte que no tenía ni pensado verte aquí.

─¿Porqué te sorprendes?

─Nunca he tenido una amiga que duré por tanto tiempo, ya sabes siempre solía mudarme de estado en estado... Y bueno ahora me toca Houston. Espero que ésta vez sea definitivo ─dije la última frase en casi un susurro, en realidad yo ya no quería cambiar de casa aunque no sabía ni donde dormiría esta noche.

─Ya se que no confías en la amistad ni en el amor verdadero... Pero pensé que me consideraba tu amiga ─vi su rostro y se veía triste, creo que fui muy dura con ella...

─Lo siento, no considero a nadie como "mejor amiga" ─elevé mis manos hasta la altura de mis hombros para hacer entre comillas con mis dedos y con la cara una mueca.

─Bueno no vine a discutir, he venido a despedirme de ti ─dijo con cara triste.

─Oh, vamos, ¿estás triste por mí?

─Sí ─lo dijo en un susurro que apenas pude oír.

─Estaré bien ─le dije para animarla un poco.

─¿Me llamarás?

¿Qué? Bueno no sé qué decir, ni que fuera mi novio ¿no?, luego de un momento me da un puño con su mano derecha en mi brazo izquierdo.

─Era jugando, espero que la pases bien y gracias por tu amistad ─me quedé muda. Era la primera chica que me dice 'Gracias por tu amistad ' y también en venir a despedirse al aeropuerto.

Creo que ella sí me consideraba una mejor amiga. Debí apreciarla un poco más de lo que nunca he apreciado a nadie. Porque ella, de todos modos, siempre estuvo para mi, de la misma manera que yo para ella. Recuerdo las veces que discutían con su novio, yo la ayudaba en esa situaciones.

─¿A qué hora es tu vuelo? ─me dice interrumpiendo mis pensamientos. Oh, vaya ¿Qué hora es?

─¿Tienes la hora? ─dije nerviosa.

─Faltan quince para las once. ¿A qué hora sale tu vuelo? ─me levanto de un salto y agarro de mi mochila.

─A las once, necesito encontrar a mis padres.

─Mira ─dijo señalando por el lado izquierdo de mi hombro ahora que estaba parada─. Ahí viene la Señora Cynthia y el señor Alberth, junto con Lily ─me di vuelta y los miré aliviada. Por un momento pensé que me dejaron aquí sola en el aeropuerto.

─Papá, Mamá ─dije aliviada.

─Tranquila Emma, no te hemos dejado, aunque insistí en subir al avión sin avisarte ─dijo Lily con una sonrisa mostrando su perfectos dientes blancos.

─Qué graciosa ─dije con ironía mientras me giña el ojo derecho.

─Leila, querida. Qué gusto verte ─dice mi madre.

─Igualmente Señora Johnson ─dijo con una sonrisa, creo que era fingida. De seguro se molestó por mi comportamiento de hace unos momentos.

─Bueno, creo que te dejaremos un rato con Alexandra, mientras dejamos las maletas. Hija, no tardes, ¿sí?

Yo ansentí con la cabeza, mientras Leila me miraba con la boca abierta.

─¿Qué? ─digo después de que mis padres y mi hermana se fueran con las maletas.

─¿Ella te acaba de nombrar como ´Alexandra´?

─Sí, ¿por qué? ─dije como si ella no supiera mi segundo, no tan agradable, nombre. En realidad, me gusta, pero hubiera preferido tener sólo uno.

─No sabía que tenías otro nombre.

─Pues sí tengo dos nombres. Y ahora soy yo la ofendida. Pensé que eras mi amiga ─dije con un tono inocente, la miré para ver cuál era su reacción pero sólo se acercó a mí y me rodeó con sus brazos apretándome con un dulce abrazo, yo no dudé en seguirle. De algún modo ella hizo que estos últimos casi tres años no los pasara tan mal como siempre espero, cuando llego a otra cuidad.

─Gracias por tu amistad, por estos dos años y diez meses que me hiciste pasar felices momentos... Gracias Emma Alexandra Johnson ─dijo mi nombre con una sonrisa pícara.

─Gracias a ti, sin duda alguna creo que... ─no sé qué decir así que digo lo primero que se me viene a la cabeza─, te quiero.

─Oh, Dios mío. ¿Acabas de decir que me quieres? Espera... ─Se detiene, me mira de pies a cabeza y dice: ─Nunca te había visto con vestido.

Ni se te ocurra Leila... Voy a perder mi avión.

─Sí, sí, lo dije. Y creo que tus ojos están en perfectas condiciones como para ver bien... Obviamente es un vestido ─dije agarrando con mis manos los extremos del vestido.

─Te ves...─piensa un poco y dice la palabra en un susurro─, sexy.

Solté un carcajada que me hizo volver a la realidad.

─Lo siento Leila pero me tengo que ir... Hasta un próximo encuentro, no dudes en llamarme si necesitas de mí. ¿Bueno?

─Sí, lo haré... No te será fácil deshacerte de mí.

─Eso lo veremos Leila.

─Adiós, Emma...─me dio el último abrazo y luego me acerqué al puesto de embarque.

Después de despedirme de Leila lo único que hice fue ir tras de mis padres junto con mi hermana para abordar el avión.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora