Sufrimos cuando nos damos cuenta de que no tenemos algo deseado, o cuando nos enteramos de alguna pérdida, cuando lo obtenido está demasiado distante de lo esperado y cuando creemos que para algunas cosas ya es tarde.
El sufrimiento, sentenciaba buda, es universal pero tiene una sola raíz.
Y esa raíz decía el maestro, es el deseó.
Deseós, apego, anhelos y expectativas; he aquí las raíces de nuestro sufrimiento.
Y si allí se originan, sigue buda el sufrimiento se puede evitar, el dolor tiene solución.
La solución es dejar de desear. Aceptar. Soltar. Cancelar la imperiosa urgencia de que las cosas sean diferentes de cómo son.