Destino

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— Hoy es el gran día, Hyakkimaru. Vamos, debemos prepararte.

Le dijo Jukai al niño de seis años que se encontraba jugando en un arroyo, persiguiendo una rana. Se acercó con paso lento hacia él, al sentir su presencia el pequeño Hyakkimaru se volteó para verlo.

Jukai siempre se movía con mucho cuidado a su alrededor, si bien era cierto que el niño no tenía ojos, sabía que de cierta manera él podía percibir los objetos o lo que estaba a su alrededor. A pesar de esto, ya le había pasado en más de una ocasión que el pequeño se asustaba si de repente captaba movimientos rápidos o extraños cerca de él, era por esto que Jukai tenía tanto cuidado cuando se le acercaba.

Tomó su pequeña mano de madera y lo jaló con delicadeza, Hyakkimaru ya sabía que eso significaba que quería que caminara junto a él, el niño lo siguió, caminando a su lado apaciblemente.

— "Me pregunto si estará bien llevar a Hyakkimaru a una aldea".

Pensó Jukai con preocupación, volteándose a ver al infante con el cual ya estaba tan encariñado. Entendía que su aspecto pudiera resultar tan desagradable para muchas personas, después de todo, a ese pobre niño le faltaban muchas partes de su cuerpo, y aunque él le hubiera dado prótesis de madera, así como una máscara y ojos falsos para que su aspecto se viera lo más normal posible, por desgracia eran muy notorios ya estando cerca de él.

— "¿Qué tal si son crueles con él, o lo molestan a propósito?"

El corazón de Jukai se afligió de dolor al imaginar una escena así. Para muchos al ver a Hyakkimaru sin saber su cruel destino pensarían que no era más que un extraño niño monstruo o demonio, pero para Jukai, a pesar de su triste aspecto ya era como un hijo para él. Sin importar que no pudiera hablar ni escucharlo, a lo largo de esos seis años que ya habían vivido juntos él sentía como a su manera, ese niño le brindaba su amor y compañía.

Recordó con una sonrisa enternecida como Hyakkimaru le regalaba de repente cualquier cosa que encontrara fuera de casa, no todas habían sido agradables, claro, Hyakkimaru incluso llegó a llevarle ciempiés, ratas, hierbas venenosas, entre otras cosas desagradables, pero eso no importaba, lo que contaba era su deseo por darle obsequios. Recordaba como siempre antes de dormir Hyakkimaru tocaba su rostro con sus pequeñas manos de madera, como tratando de decirle "buenas noches". Eran pequeños gestos que el captaba como sus muestras de afecto, ambos eran una familia, no había otra forma de decirlo. Eso era más que suficiente para poder comunicarse con él, a pesar de las propias discapacidades de ese asombroso niño.

Reflexionando sobre todo esto, se dio cuenta que a pesar de que pudiera resultar complicado, tenía que llevar a Hyakkimaru a una aldea por primera vez, no podía mantenerlo tan aislado del mundo para siempre, era por su propio bien. En esos tiempos de guerra, por desgracia Jukai no podía saber cuánto tiempo le sería permitido seguir en el mundo junto con Hyakkimaru, por eso en la medida de lo posible él tenía que enseñarle poco a poco a ser autosuficiente, porque tal vez si luego Jukai ya no podía seguir a su lado, Hyakkimaru tendría que valerse por sí mismo.

Con esta resolución en mente entraron en su pequeña choza y Jukai buscó entre sus cosas un sencillo kimono que había comprado para su niño días atrás a un comerciante que iba pasando por el camino. Era un kimono largo, lo había comprado de esa manera para que este le cubriera lo mejor posible sus prótesis.

No era muy común que Jukai cambiara sus ropas, sin embargo, siempre que lo hacía era un dolor de cabeza. El inquieto y curioso niño se movía de un lado para otro, jalando también las telas, era como si pensara que el cambiarse de ropas no era más que un juego con su padre adoptivo. Esto hizo que fuera una tarea titánica ponerle su kimono nuevo, cuando Jukai por fin lo logró soltó un suspiro de cansancio, riendo en voz baja con ternura al ver como Hyakkimaru jalaba extrañado las largas mangas de su kimono, siempre cualquier cosa fuera de lo normal llamaba su atención.

Saga Alma: One-shots [HyakkiDoro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora