Capítulo 1: El comienzo

41 4 10
                                    

Bueno yo vengo de una familia noble aunque desearía no haber nacido en esta familia porque me parece un infierno. Siempre me dicen cómo tengo que ser, cómo tengo que actuar, cómo tengo que pensar, y si no les obedezco me golpean y me maltratan psicológicamente. Pero siempre que puedo me escapo por la ventana pero sólo por la noche y sin que se den cuenta porque si no estoy muerta. Un día a mi madre le dio por entrar a mi habitación y vio que no estaba, pues entró más temprano de lo que suelo llegar para que no se den cuenta de mi ausencia. Entonces justo llegué y mi madre me miró molesta.

- ¿Dónde se supone que estabas? -preguntó mi madre.

- Estaba dando un paseo matutino- respondí nerviosa y asustada(que no me pille, que no me pille)

- ¡NO! me mientas- dijo aún más molesta.

- .... - me quedé paralizada del miedo.

- Con que no respondes ¿eh?

- No me hagas nada mamá perdóname por favor- supliqué para que no me hiciera pasar por ese infierno.

- No tendré piedad contigo, te daré una lección para que aprendas a no escaparte- dijo mientras sonreía sádicamente. Realmente disfrutaba hacerme sufrir.

-¡NOOO¡MAMÁ!¡POR FAVOR!- dije gritando y sollozando.

-¡CÁLLATE BASURA! No eres nada para mi y agradece que tienes mi sangre porque si no ya estarías muerta.

Después de eso no pude emitir ninguna clase de sonido y entonces mi madre me agarró por los pelos y me llevó a la sala de la reflexión o así la llama ella, yo la llamo infierno.

Después de una hora de sufrimiento me permitió bajar a desayunar y no dudé ni un segundo en levantarme y dirigirme hacia la cocina. Al bajar ya no había nadie en la mesa pues me retrasé debido al castigo. La sirvienta, que siempre es buena conmigo, me preguntó con una sonrisa qué quería para desayunar.

- Lo de siempre- dije algo más animada.

- Señorita si me permite después de desayunar trataré tus heridas.

- S-sí gracias.

- De nada señorita- dijo con una sonrisa.

Esa sirvienta era la única que hacía que este infierno fuera más llevadero, de hecho, fue más madre para mí que mi propia madre. Aunque he de decir que me molesta que me trate de manera tan formal.

- Oye Lily.

- ¿Pasa algo?- preguntó curiosa.

- ¿Puedo pedirte un favor?

- Claro señorita, puede pedirme lo que desee- dijo con una amplia sonrisa.

- ¿Podrías simplemente llamarme por mi nombre y no tratarme de manera tan formal?

- Pero señorita yo no pue.....- no pudo terminar la frase pues la interrumpí.

- Por favor- le dije con algo de tristeza- para mi eres como mi madre y la única que considero familia.

- Yo....... Está bien- dijo sorprendida pues no se esperaba esa respuesta por mi parte.

- Gracias- dije sonriendo y mucho más animada.

- Bueno si me disculpa voy a hacerle el desayuno.

- ¿Qué te dije de las formalidades?- dije haciendo un puchero.

- Hai Hai tadomi-chan- dijo riendo a lo que no pude evitar reírme, me hizo tan feliz que me llamara por mi nombre.

- Así mucho mejor- dije satisfecha.

La historia de cómo me convertí en la futura reina pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora