Capítulo 30 (Amanda)

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Todavía no puedo creer que Alejandro me haya pedido para salir a la terraza. Tengo grabado en mi retina la cara de emoción y miedo a la vez, cuando me lo propuso. Me imagino lo que debe ser para una persona que tiene el problema que tiene él, el salir a un lugar totalmente abierto, debe ser muy difícil.

Recuerdo todo lo que sucedió desde anoche, mientras que vamos a una de las obras que está realizando. Según me contó está teniendo problemas con los obreros.

Cuando llegamos, no más Ricky estaciona el auto en frente, me entra la emoción. La obra con la que está teniendo problemas es con el hotel que está remodelando. Miro hacia arriba antes de bajar del auto, solo para admirar la fachada. Debo decir que es más hermosa que en las fotos.

—Está quedando hermoso, Alejandro. — le digo y no puedo contener la emoción que estoy sintiendo.

— ¿Te gusta? — me pregunta Alejandro.

—No veo la hora de poder verlo por dentro. Nunca antes entre, solo vi fotos. — y es verdad, cuando estaba estudiando, tuve que hacer un trabajo de investigación y entre los hoteles que vi estaba éste.

—Tus deseos son órdenes para mí... — me dice conteniendo la risa, mientras que se estira quedando encima de mí y abre la puerta. No lo dudo ni un solo segundo. Prácticamente me tiro del auto.

Alejandro me toma de la mano, gesto que dice a los gritos que yo soy de él. Y que para ser sincera, me gusta. Y así entramos en el hotel. No más cruzar la puerta, Alejandro agarra dos cascos amarillos y me entrega uno.

—Por favor, ponételo. Sé que no es lindo pero es parte de las normas de seguridad. Y obviamente tengo que dar el ejemplo. — Lo tomo y sin decir nada me lo pongo.

El lugar está todo sucio y desordenado, cosa lógica en un lugar que se está remodelando.

Miro para todos lados, no me quiero perder de ningún detalle.

Entramos a la recepción, el suelo es de mármol reconstruido, en los tonos de color arena y marfil. No es un lugar exageradamente grande, para mi es perfecto. Sobre nuestras cabezas se encuentra colgada una enorme araña redonda formada con gotas de cristal. Es un artículo que le da un aire sofisticado al ambiente. A nuestra izquierda se encuentra la recepción, el mostrador está realizado de mármol y madera tallada. Allí hay varios obreros trabajando, se ve que están cambiando la luminaria y, seguramente, dándole un aire moderno a ese espacio.

Alejandro se acerca a mi oído y poniéndome la mano en la cintura, me dice:

—Enseguida vuelvo, voy a ir a hablar con el capataz. No te alejes, no quiero que te lastimes. —

—Voy a estar acá mirando todo. — le contesto con una gran sonrisa.

Después de darme un breve beso se aleja hacia un grupo de hombres que se encuentran a un costado discutiendo.

Centro toda mi atención en el lugar. Es absolutamente hermoso. Ya me lo puedo imaginar en funcionamiento. Recibiendo numerosos huéspedes adinerados que vienen a Buenos Aires a hacer jugosos contratos.

Enfrentada a la entrada hay una gran escalera de mármol. Creo que me voy a morir de la emoción. Lo primero que recuerdo cuando la veo, es la escalera principal que se encuentra en la película de Titanic, esa en la que Leo Di Caprio recibe a Rose cuando muere. Es absolutamente impactante. Las barandas de hierro forjado en forma de rulos y flores, y el pasamano de madera que en algún momento estuvo pulida, son un sueño.

Las paredes se encuentran muy deterioradas, puedo ver que en sus momentos de gloria predominaba el marfil, el rojo y el dorado. Debe haber sido una absoluta belleza. No veo la hora de saber qué es lo que tiene pensado hacer Alejandro con estas paredes.

Alejandro  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora