Temo.
Los primeros días pasaron, impresionantemente no sufrí o noté un acoso de Aristoteles. De hecho cada que nos vemos él me trata con respeto y me repite lo mucho que lamenta la forma en la que me trató y que me sigue amando.
No guardo un rencor muy grande por todo lo que hizo, pero aún hay cosas que me causan remordimiento. Mis sentimientos hacia él cambiaron, ya no son los de pareja y creo que tengo las razones suficientes.
La cosa es que siento que Aristoteles aún intenta rescatar algo de lo nuestro, pero para mí es casi imposible darle un sí.
-¿Qué tanto piensas Temito?- la voz de Thiago, me saco de mis meditaciones.
-Nada, ya sabes cosas existenciales.- dije con una sonrisa.
-Ya veo, pues ya esta la cena, que te parece si vamos a comer.- señalo la mesa.
-Si me parece una buena idea. Desde hace rato que huele demasiado bien, me muero por comer.- dije caminado hacia el comedor.
-Okey come lo que quieras, que hay demasiado.- le tomé la palabra a Thiago, y serví un poco de comida. Algo desagradable sucedio, apenas estaba hacercando un bocado a mi boca, y surgio un asco muy grande, al punto de dejarlo ahí y correr al baño, pues no aguante las ganas de vomitar.
Fue tan desagradable, pero lo peor sería la verguenza que pasaría con Thiago al hacer tal cosa. Seguro se enojaría conmigo.
Salí del baño ya mas tranquilo, mientras Thiago ya estaba esperando.
-¡¿Qué paso Temo, me asustaste?!.- dijo tomando mi hombro, y mirandome con preocupación.
-No lo se, fue demasiado extraño, pero ya paso. Lo siento yo no quería....-dije repirando más tranquilo.
-¿En verdad estaba así de horrible?- preguntó entre risas.
-No, no eso. Yo tenía ganas de comer, pero no entiendo......cuando lo hacerque a mí.....sucedio algo extraño......lo siento enserio.-
-Debes estar enfermo del estomago.-
-No lo se, no tenia síntomas hasta ahora. De hecho ya paso, vamos a comer.- dije más tranquilo.
-No, mejor te doy algo más liviano, es noche y puede que ahora si te sientas pero del estomago.- yo lo pensé bien, aunque realmente quería comer, lo mehor sería no jugarle al vivo.
-Esta bien Thiago.- asentí.
-Te parece bien gelatina o fruta.-
-Me parece bien.- dije sonriendo. Aveces veo cúan amable es Thiago, y hubiera desado que Aristoteles fuera así.
Bueno los días pasaron, pero aún los ascos seguían. Cualquier cosa me daba demasiada nauseas, Thiago insistía en ir a ver a un doctor, pero yo prefería esperar que pasaran, no le hice mucho caso.
Hasta que por la mañana sentí un mareo demasiado fuerte y caí en la sala, apenas alcanze a sostenerme del sofá, y para mi mala suerte Thiago no estaba en casa. Me asuste demasiado, así que tomé fuerzas y camine hasta la puerta, lo único que quería era ver a un doctor.
Casi cai dos veces en el camino, las calles estaban muy vacías, de verdad era mucha la mala suerte que tenía. Llegué al consultorio mas cercano, que de hecho es el único que conocía a los alrededores.
El lugar estaba vacío, y una mujer que atendia de solo ver mi retorcido rostro, corrío auxiliarme.
-¡Muchacho. ¿Qué te pasa?!- dijo con tanta preocupación.
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¿Qué te paso? (Aristemo)
Altele-Tu no eres asi Aristoteles.- -Soy asi porque te amo.-