—Aquí se encuentran... —dijo Ron, irrumpiendo en la sala común de Gryffindor, respirando con agitación—. Lo siento.
Harry apenas giró el rostro. Seguía abrazando a Ginny, con el mentón apoyado en su cabello. No dijo nada, pero su expresión se endureció al ver la urgencia en los ojos de su amigo.
—Harry... —continuó Hermione, entrando detrás de Ron—. Escuchamos que...
—¿Qué sucede? —interrumpió Harry, soltando a Ginny de inmediato y dando un paso al frente.
Ron tragó saliva antes de hablar.
—Annia... hoy se verá con el Señor Tenebroso.
El silencio cayó como un sudario sobre la sala. Ginny contuvo la respiración. Hermione apretó el puño con fuerza.
—Cualquier mortífago haría eso —dijo Harry con frialdad, como si aún tratara de convencerse de que aquello no le importaba.
—No va sola —añadió Hermione, con un hilo de voz. Tuvo que tomar aire antes de decir lo siguiente—. Lavander y Parvati van con ella.
Ginny se quedó inmóvil, sus ojos fijos en Hermione.
—Harry... —susurró con miedo—. Ellas no saben realmente a qué se enfrentan... están en peligro.
—¿Peligro? —repitió Ron, cruzándose de brazos—. Eso no es cierto. ¡Ella se unió a Él! ¡Quiere acabar contigo, Harry!
—Aun así... —intervino Hermione, dando un paso hacia Harry—. No podemos dejar que vaya sola. Puede ser una trampa. O algo peor.
—No —negó Ron con firmeza—. Si ella quiere ir... que lo haga. Nosotros no haremos nada. Ya eligió su bando.
—No, Mione tiene razón —dijo Harry, alzando la voz por encima de todos—. Ella no sabe a quién se enfrenta realmente.
Miró a Luna, que lo observaba en silencio desde el rincón.
—Luna, por favor... reúne a todos en la Sala de los Menesteres. Tenemos que hablar. Es urgente.
—¿A todos? ¿Estás seguro? —preguntó Luna, con su habitual calma etérea.
—A todos menos a Lavander y Parvati —intervino Ron rápidamente.
Ginny lo miró, desconcertada.
—¿Por qué no? ¡Son parte del Ejército de Dumbledore!
—Porque ellas... —respondió Luna, sin dudar— están con el Señor Tenebroso.
En la Sala de los Menesteres...
La habitación había tomado la forma de una sala de guerra: largas mesas, mapas del castillo y una caja de madera oscura en el centro. Todos los convocados estaban allí, expectantes, nerviosos.
—Hoy tenemos una oportunidad —dijo Harry, caminando de un lado a otro con energía contenida—. Sabemos que Voldemort se reunirá con Annia. Es probable que esté con él ahora mismo. Y aunque no lo parezca... esa es nuestra ventana.
—Ustedes decidirán si quieren unirse esta vez —añadió Hermione, colocándose junto a él—. No habrá juicios. No habrá órdenes.
Abrió la caja de madera. En su interior, brillaban unos broches con la insignia del E.D.
—Los que estén dispuestos... tomen uno.
Durante unos segundos, nadie se movió. El silencio era espeso, lleno de incertidumbre... hasta que Luna se adelantó con tranquilidad, tomó su broche y asintió. Luego fue Neville. Después Ginny, Ron, Cho, Dean, Seamus, Terry, Justin... y finalmente Harry.
Hermione cerró la caja con delicadeza.
—Estos broches fueron encantados por Dumbledore. Funcionan como trasladores. Se activarán en el momento justo y nos llevarán al lugar donde Voldemort esté. Minutos después, llegarán refuerzos de la Orden.
Harry los observó uno por uno.
—Esta noche, en la torre de Gryffindor. Estén preparados.
Horas después, Sala Común de Gryffindor...
Ginny miraba por el ventanal. La nieve caía suavemente, pero su corazón latía con fuerza.
—Ya vienen —murmuró, sin apartar la vista.
Harry se acercó, notando su tensión.
—¿A dónde vas, Annia? —preguntó al ver a su hermana bajando por las escaleras, flanqueada por Lavender y Parvati.
—Vamos a tomar un poco de aire —respondió ella con voz serena, casi indiferente.
Hermione se levantó del sillón, cruzándose en su camino.
—No es oportuno salir de noche. Está prohibido. Los alumnos deben permanecer en sus casas.
Lavender soltó una risa sarcástica y dio un paso al frente.
—Tú no eres nadie para detenernos, sangre sucia —espetó, empujando a Hermione con violencia.
Ginny desenfundó su varita en un segundo, apuntando a Parvati.
—Ya se les dijo que no pueden salir —gruñó con firmeza.
La tensión explotó. Todos los presentes sacaron sus varitas, apuntando directamente al trío de chicas, que también habían desenvainado las suyas.
—No van a salir, y punto —dijo Hermione, mirando a Lavender a los ojos, sin titubear.
—No nos impedirán hacerlo —respondió Parvati con una sonrisa torcida—. Tenemos cosas más importantes que ustedes.
—¡Expelliarmus! —gritó Annia, lanzando un hechizo que desarmó a varios al mismo tiempo y los empujó hacia atrás.
Las tres chicas se giraron hacia la puerta.
—¡Oppugno! —gritó Ginny, apuntando hacia una lámpara cercana que voló en dirección a Parvati.
—¡Protego! —respondió Lavender, anulando el hechizo con destreza.
Lavender levantó la lámpara en el aire, susurrando:
—Portus.
La lámpara brilló un segundo, luego se activó. Las tres tomaron el objeto y desaparecieron en un destello plateado.
—¡¡¡NO!!! —gritó Harry, lanzándose hacia adelante, demasiado tarde.
—Harry... —Dean lo detuvo por los hombros—. Se fueron.
Harry se incorporó lentamente. Su rostro era una mezcla de rabia y desesperación.
—No podemos dejarlas ir así... ¡tenemos que seguirlas!
—¡Espera! —Hermione lo sujetó por el brazo con fuerza—. Tenemos los broches. Los encantamientos se activarán en el momento exacto. Si te desesperas... podrías arruinarlo todo.
Harry respiró con dificultad, como si el aire pesara. Miró el broche que colgaba de su túnica.
—Entonces esperaremos... pero que Dumbledore se apure.

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Pacto de amor (Draco Malfoy)
FanfictionMi primer fan-fic, fue escrito en el 2008 y lo compartí en los foros de univision; aclaro por si algún lector lo a visto sepan que no lo piratee. *La mayoría de los personajes le pertenecen a JK ROWLING.* cuando una misteriosa chica llega, y dos ene...