Min Yoongi sopesó sus opciones antes de que la paciencia —la poca que tenía en realidad—, le hiciese una mala vuelta y lo llevara a terminar haciendo todo lo contrario al plan inicial. No era la idea desestimar todo aquello sólo por su humor, así que, en cambio, contempló los colores en la vitrinas desde el exterior del local y, tras dejar salir un suspiro, decidió pasar.
Había llegado hasta ahí, no faltaba demasiado en realidad.
Adentro, el olor a café recién hecho y especias le dieron la bienvenida como si se tratara de un cálido abrazo. Inhaló profundo, llenándose del aroma agradable mientras caminaba finalmente hasta el mostrador. El mismo chico de siempre se hallaba del otro lado, una sonrisa brillante en su rostro relucía lo dispuesto que estaba a atender a los clientes y, así mismo, a darle la bienvenida a los nuevos. Yoongi se mantuvo serio en su lugar en la fila, casi inseguro. Como si el resto estuviese al tanto de sus planes.
Él definitivamente no servía para esas cosas.
—¿Puedo ayudarlo en algo?— la pregunta llegó a él casi lejana, sacándolo de sus pensamientos. La mirada inquisitiva del chico lo hizo torcer un poco el gesto antes de señalar la vitrina, apuntando inseguro hacia uno de los tantos pasteles que la adornaban. El chico volvió la vista hacia él, una sonrisa pequeña mostrándose compasiva en su rostro—. ¿Quiere el de chocolate y fresas, o prefiere mejor el de crema?
Parpadeó, ocultando sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Aunque la primera opción había sido el chocolate, porque era el preferido de muchos y porque en realidad no le importaba de qué sabor fuese, la mención del segundo le había tentado en cierta forma. Probar algo nuevo no iba a venir mal.
—El de crema será mejor— respondió, y nuevamente aquella sonrisa brillante le fue mostrada.
—En un momento se lo traigo— le dijo, desapareciendo tras unas puertas dobles después.
Yoongi se dispuso a esperar entonces, un tanto nervioso mientras secaba sus manos en la tela de sus jeans claros. Uno de sus pies golpeteando incesante el suelo y sus dedos tamborileando en la superficie del mostrador, la ansiedad siendo visibles de aquella forma.
Estaba nervioso.
No todos los días celebrabas tres años con tu pareja, y para Yoongi, quien en ocasiones era un cascarrabias, eso era un logro que aún le sorprendía. No todo el mundo soportaba a un malhumorado y, para nada cursi, cascarrabias.
El chico reapareció con su pedido unos minutos después y el amago de una sonrisa diminuta tiró de sus comisuras al abrir la tapa de la caja y ver las fresas que adornaban la superficie del pastel. Perfecto, pensó, y tras pagar por el salió del establecimiento siendo envuelto nuevamente por el frío de la tarde.
Comenzó a andar calle abajo, el corazón martillándole entre las costillas, la emoción y los nervios burbujeando en su pecho. Ser detallista nunca había sido su fuerte, y las veces que llegaba a serlo siempre resultaba con cosas pequeñas. Hoy quería hacer algo diferente.
Lo había estado organizando por semanas, y había reunido lo suficiente para que, aún siendo sencillo, fuese especial. La tienda no quedaba muy lejos de su edificio, lo cual le brindaba tiempo de terminar los arreglos que faltaban y darse una ducha antes de ir a buscar a su novio.
En el ascensor se permitió echarle un ojo a las notificaciones en su teléfono, no obteniendo noticias del chico aún, largó un suspiro, suponiendo entonces que él no dudaría en llamarlo una vez llegase a Seúl porque —tal vez— también quería darle una sorpresa. El pensarlo le hacía sonreír inconscientemente. Caminó por el pasillo hasta detenerse frente la puerta de su apartamento y abrió, había organizado una cena sorpresa, Jimin había estado las últimas semanas en Busan visitando a su familia y pisaría Seúl esa noche. Lo tenía todo premeditado; dejar todo arreglado en el apartamento e ir por él a la estación. Toda una sorpresa.
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Do you think it was a good idea? || JJK&&MYG
Fanfiction"El alcohol tiene poderes mágicos, Jungkook".