P6: El tipo más feliz de Miami.

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—Alfie...—la llamó Danna bajando las escaleras con pasos lentos. Detuvo sus pasos y negó un poco.—¿Alfie...?

—Alfie no está.—anunció la voz de Erick en un grito. Las cejas de la muchacha se fruncieron levemente y terminó de bajar las escaleras para dirigirse en dirección al pasillo que llevaba al despacho de Erick.

La puerta estaba abierta y él permanecía sentado detrás del escritorio con la mirada fija en la pantalla de su ordenador. La miró un momento y le ofreció una amplia sonrisa.

—¿Y...puedo saber en dónde está...?—cuestionó.—Según yo no hacía falta nada en la alacena y en todo caso, Alfie siempre me invita y lo hacemos juntas pero hoy...—Erick negó y ella se quedó en silencio.—¿Erick...?

—Le di el resto del día libre a Alfie.—anunció.

—¿Qué?—replicó.—¡Erick! ¿Qué diablos pasa contigo?—se quejó lanzándole una mala mirada.

El ojiverde rio en voz baja, se puso de pie y se acercó a ella a paso lento. La piel de Danna se erizó de golpe cuando él tomó sus manos y dejó un beso en ellas.

—No te enojes.—murmuró.—Si le dije a Alfie que podía tomarse el día libre realmente fue porque pensé que podíamos ir a comer por ahí juntos y después no sé, caminar...pasear, ir a la playa...lo que más se te antoje...—inquirió sin dejar de mirarla a los ojos.

Danna se quedó en silencio un largo momento antes de dejar que todo el aire que contenían sus pulmones saliera de manera lenta. Le ofreció una pequeña sonrisa y Erick también le sonrió.

—¿De verdad podemos hacer lo que yo quiera?—cuestionó lentamente.

—Si.—asintió él.—Creo que ya ha pasado el tiempo suficiente en el que tú tenías tus propios planes y a mí me no me importaba, me siento arrepentido de ello, quiero decir y en verdad me gustaría de ahora en adelante ser parte de esos planes, Danna...—le explicó lentamente.—Podemos ir a donde tú quieras o también podemos quedarnos aquí y ver películas en la sala de televisión...

—Quiero ver películas...—anunció.

—Es un buen plan...—admitió él sonriéndole.

—¡En el autocine!—añadió.

Los ojos de Erick se abrieron llenos de sorpresa y Danna se echó a reír.—¿Eso todavía existe?—cuestionó lleno de dudas. La castaña asintió de inmediato.—Vaya, pensé que sólo eran modas y actividades que se hacían en los noventas...no justo ahora...—comentó encogiéndose de hombros.—Pero está bien, si tú quieres podemos ir al autocine, sólo tendrás que decirme como llegar porque no tengo ni la más remota idea..

Danna soltó sus manos y se alejó un poco del ojiverde.—¡Eso es porque eres bastante aburrido!—se burló. Él le lanzó una mirada de fingida indignación y negó un poco.

—¿Qué?—replicó entornando sus ojos.—¡Dices eso porque realmente no me conoces!—se burló.

La castaña de hecho a reír divertida.—Bueno, eso es cierta...y la verdad es que me gustaría hacerlo...—decidió.

Erick le sonrió ampliamente y volvió a acercarse a ella con pasos lentos. Llevó su mano hasta su mejilla para ofrecerle pequeñas caricias que la hicieron estremecer, Danna le sonrió débilmente y entonces fue consciente que Erick se estaba acercando a ella demasiado. El tibio aliento del muchacho chocó contra sus mejillas y fue entonces que todo el autocontrol de Danna Francis se esfumó de golpe.

El roce de los labios de Erick era suave, lento, tierno y condenadamente embriagador. Sintió su piel erizarse por completo y él también se percató de ese pequeño detalle. Sonrió contra los labios de la muchacha y la miró a los ojos.

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora