Os Express

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Toda la oficina estaba en caos, desde las decoraciones en el techo, hasta los papeles en el suelo que volaban cuando alguien pasaba rápidamente. La fiesta que se había organizado por el día de brujas fue improvisada, nadie esperaba que el jefe decidiera pasar la fecha en la empresa en un agradable ambiente.

Liam miraba todo con los ojos abiertos y una linda sonrisa, las secretarías corrían de un lado a otro, los tacones golpeando el piso en un ruido sincronizado.

—¡El salón está listo! Solo hace falta los centros de mesa— la mujer de mayor edad reclamó al piso de contabilidad, donde nadie parecía tener mente para nada. —¿Donde están los centros de mesa? Dios mío, nunca imaginé que esto fuera tan difícil.

Liam salió por completo de su oficina y se dirigió a la refunfuñona mujer. La tomó suavemente de los hombros y la sentó en una silla.

—No deberías preocuparte por eso, los centros de mesas estarán listos para el medio día— Liam le beso la cabeza. —Quédate aquí que mucho has hecho ya, le pediré a Michelle que se encargue de eso.

—Liam— la señora Eli sonrió. —Gracias cariño. La verdad que esta dichosa fiesta solo trae estrés y yo estoy muy vieja para andar organizando carnavales. —el castaño soltó una preciosa risa que tuvieron a la mujer encantada.

—Usted siga aquí sentadita como buena mujer, puede ver el caos en ves de estar en el.

Eli acuno la tibia mano de Liam, acariciando la suave piel, enternecida por el joven que siempre la cuida y pregunta su bienestar cada día de la semana.

El ancestor del piso ocho, se abrió y de ahí salieron los demás compañeros y entre ellos el enamorado de Liam.

—Tú príncipe llegó de la reunión— la señora Eli palmeó la mano de Liam, ocasionando que se ruborizara hasta las orejas.

Zayn salió entre los demás hombres y lo encontró, tan lindo como siempre. Liam había escogido un conjunto marrón que acentuaba muy bien con su lechosa piel y cabello esponjoso.

Se acercó sigiloso, saludando en silencio a la secretaria que sostenía a su tímido compañero de trabajo.

—Buenos días, señor Malik— Eli se levantó y dejó al par de tórtolos enamorarse un poco más.

—Hola, Zayn— Liam se encogió cuando el moreno lo atrajo por la cintura en un agarre firme.

—Hola— dejó un beso en la mejilla caliente y roja. —Hueles delicioso.

—Gracias.

Zayn y Liam se dirigieron a la oficina compartida, iniciando el día con tímidas miradas y sonrisas que silencian el amor que sienten el uno por el otro.

. . .

—¡Luces estupendo!— Sara, una simpática compañera del piso dos, le dijo en un brinco haciendo que las alas rosas rebotaran en su espalda.

—¿De verdad?— Liam se giró, mirándose en el espejo un tanto inseguro.

La fiesta de la empresa requería un disfraz sencillo, nada tan extravagante como una fiesta de adolescentes. Sara había encontrado sus disfraces en una tienda con descuento y Liam no estaba del todo seguro.

Su compañera decidió que un lindo y pachon conejito sería ideal para él. Consiguió una lindas orejitas blancas con el centro rosa y una adorable colita peluda. Liam lo complementó con un pantalón ajustado blanco y una de sus tantas camisas blanca, que a decir verdad sus pezones podían distinguirse ligeramente.

—Eres un precioso conejito— Sara le dio una vuelta, aprobando con un pulgar el disfraz. —Un conejito blanco puro, como tú— picoteo la nariz. —Tan inocente y tímido.

Una Seducción muy tiernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora