La lámpara entró por delante de ellas, siguiendo las órdenes de su dueña. Sobre ella podían verse las telarañas a las que no había alcanzado Tornado, y ante las cuales ambas se mostraban desconfiadas, pues podían imaginarse qué se escondía detrás.
La arquera empezó a disparar flechas con Vacío a las zonas cercanas, destrozando las telas que las bloqueaban, al mismo tiempo que iba comprobando que la situación alrededor no cambiara. No querían volver a ser rodeadas.
Las arañas se iban descolgando del techo a medida que eran provocadas, algunas incluso disparando telas de araña que eran destrozadas fácilmente por las Barreras Ciclónicas.
–Ahora sabes lo que se siente– se burló la lince.
–Es pegajoso...– se quejó la elfa.
Ambas tenían varios trozo de aquellas telas pegados en su pelo, cuerpo o armadura, con el único consuelo de que desaparecerían en cuanto lo hicieran las arañas.
La elfa disparaba a las arañas con flechas normales en cuanto estaban a tiro. Y la felina Saltaba sobre ellas si se acercaban lo suficiente, y no había telas de araña cerca. La mejor noticia era que las arañas que no eran provocadas se mantenían pasivas, por lo que podían acabar con ellas poco a poco.
Iban avanzando, a veces usando Tornados, a veces flechas y Vacío, asegurándose de limpiar la zona y de no acercarse al jefe de planta. Podían Detectar que en la zona más próxima a éste no había arañas, así que habían decidido acabar con todas las demás, para evitar problemas después.
Habían acabado con más de un par de cientos de ellas, cada vez siendo menor la experiencia que conseguían, pues habían subido a nivel 24, por lo que estaban dos niveles por encima. Con ello, había desbloqueado Flecha de Luz, una flecha mágica que brilla y tiene poder purificador, pero no de penetración. Es útil contra seres etéreos como fantasmas, o cuerpos gaseosos, pero a enemigos corpóreos solo puede hacerles daño superficial. La tenía en 10, pues se habían enfrentado a bastantes espíritus en el juego.
También había recuperado la habilidad Serenidad, que coge prestada las fuerzas de la naturaleza para calmar la mente, permitiendo recuperar o inmunizarse ante el miedo u otros factores que puedan atacarla. Era muy útil contra ciertos enemigos, aunque no eran muy comunes en el juego, así que la tenía en 7.
La lince se acercó al borde del perímetro donde antes habían habido telarañas. Al dar el siguiente paso, la enorme araña, cuyas patas medían unos cuatro metros, se movió, disparándole telas de araña, en un intento de inmovilizarla.
Las esquivó con facilidad, no era más difícil que con las babas del jefe de la primera planta. Mientras, y aprovechando que estaba distraída, tres Flechas de Viento se clavaron a la vez en tres de los ocho ojos negros. Tres más las siguieron, pero la araña jefe se revolvió, protegiendo sus otros ojos pero no su cuerpo, en el que se clavaron.
Cambió entonces de objetivo, apuntando a la elfa, lanzando más telas e incluso escupiendo veneno, pero un Tornado apareció frente a ella, protegiéndola y deteniendo todos los ataques, excepto los que no la apuntaban directamente.
–¿¡Otro que no quiera dejarnos salir!?– exclamó está, al ver la salida bloqueada por las telarañas.
Mientras, la felina aprovechó para Saltar al costado de la araña, aferrándose con sus poderosas garras, e impulsándose sobre el lomo antes de que pudiera reaccionar. Sin perder tiempo, clavó sus garras una y otra vez.
La araña reaccionó usando Rodar. Primero alzó sus patas, dejándose caer, y luego envolvió su cuerpo con ellas y empezó a Rodar sobre sí misma. Pero en el momento de caer, la lince ya había Saltado varios metros lejos de su enemiga, y era demasiado rápida para dejarse alcanzar por una bola gigante rodando.
Se paró al chocar contra la pared, de la que la felina Saltó en el último momento, provocando el fuerte impacto que conmocionó momentáneamente a la jefa. Entonces, Goldmi volvió a disparar. Se había detenido, ahorrando maná, pues Rodando las flechas eran mucho menos efectivas.
Atravesó otros tres de los ojos, por lo que ya sólo le quedaban dos de los ocho, perturbando enormemente su visión. Colérica, volvió a encogerse en una bola y Rodó hacia la arquera, pero la distancia era demasiado grande como para no darle tiempo a reaccionar.
Saltó lo más alto que pudo, e invocó Flotar, dejando que la enorme bola pasara por debajo, atravesando cinco Tornados que había invocado previamente, y a los que hizo desvanecerse en cuanto cumplieron su función. Aún Flotando, se impulsó con los pies sobre una estalactita para alejarse del lugar, y dejarse caer con suavidad, mientras su hermana aprovechaba para llegar y subirse sobre la araña, antes de que se levantara.
Confundida, la jefa de planta notó una presencia en el lomo que rasgaba su cuerpo, pero antes de poder reaccionar, nuevas Flechas de Viento atravesaron los dos ojos que no habían sido dañados, prácticamente cegándola.
Volvió a Rodar sobre sí misma, intentando alcanzar a quienes no podía ver, pero era muy fácil para estas mantenerse alejadas, e ir dañándola desde la distancia. Para evitar problemas, la lince se había acercado a su hermana. No sólo ya no era necesario que llamara la atención de la araña, sino que así podía llevársela rápidamente si, por casualidad, rodaba en su dirección.
El jefe de planta siguió revolviéndose, usando Rodar o Aplastar. Intentado atravesar con sus afiladas patas a los enemigos que no podía ver, y dañando el suelo de roca. Lanzaba telas de araña y escupía veneno hacia todas direcciones, obligando en un par de ocasiones a usar un Tornado para repelerlos.
Y, mientras, Flechas de Viento y de las normales se iban clavando en ella continuamente, reduciendo poco a poco su vitalidad, hasta se quedó sin fuerzas y no pudo mantener más su forma, dispersándose el maná.
–Ha sido peligroso– valoró esta vez la lince, menos arrogante que en otras ocasiones.
Se había tenido que esforzar al máximo, usar toda su agilidad y velocidad, pero eso hacía también que se sintiera más orgullosa de aquella victoria.
–Has estado increíble– la elogió su hermana, acariciándole la cabeza, entre sus orejas.
–Tú también. Me tienes que enseñar ese truco de volar– rio alegremente la felina, aun sabiendo que difícilmente podría llegar a dominar algo así. Y dejándose mimar, mientras emitía un suave y relajante ronroneo.
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Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida
FantasíaCuando muere de una grave enfermedad, aún recuerda a sus amigos de un MMORPG que jugó años atrás, y a un NPC que ha permanecido en su corazón desde entonces. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra en la solitaria plaza que había sido el i...