Capítulo sesenta.

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–Hola Bloo –sonreí de lado y lo empujé suavemente con la palma de mi mano en su pecho desnudo.

Con mi otra mano abrí por completo la puerta y di dos pasos dentro de la habitación, observé a la chica que intentaba cubrir su cuerpo desnudo con la almohada en la cama de Bloo.

–¿Eres la chica de Bloo? –cuestioné con calma, aunque no pude evitar cierto sarcasmo.

–¡Si, yo soy su novia! –exclamó alterada–. ¡Quién te crees para irrumpir así aquí!

–Solo quería confirmar eso –sonreí sin mostrar mis dientes demostrando un falso orgullo y calma.

–Danbi... –murmuró él.

Giré hacia Bloo, lo miré fijamente a los ojos y solté una leve mofa junto a una sonrisa de lado.

–Lamento haber interrumpido el momento con tu... novia. Ya me retiro.

Salí de la habitación y Bloo salió también cerrando la puerta detrás de él.

–Iba a decirte que tú y yo terminamos –dijo cínicamente.

–¿Tú y yo? –sonreí cínica–. No hay nada que terminar entre tú y yo.

–Como digas... ¿Ahora vas a huir como la otra vez? –sonrió descaradamente.

–¿Huir? –reí y di dos pasos hacia atrás mirándolo con una sonrisa en mi boca y después giré para seguir caminando.

–¡Danbi! –exclamó.

–Disfruta con tu chica –grité para ser escuchada mientras seguía caminando–. Yo voy a disfrutar de la fiesta –levanté las manos y me mecí levemente al ritmo de la música antes de perderme gradas abajo.

Al llegar a la última grada arrebaté una botella de la mano de un sujeto y continué caminando mientras me desabotonaba con una sola mano la camisa y me la quité, no quería usar algo de Bloo, eso solo me hacía sentir más estúpida. Vi un basurero lleno de botellas y vasos vacíos y deposité la camisa ahí para luego perderme entre la gente que bailaba en la sala mientras bebía el licor directamente de la botella como si fuera agua, exclamé una clase de aullido al escuchar una canción que me gusta mucho y bailé con mis manos levantadas contoneando mis caderas sensualmente de lado a lado, no tardó en llegar alguien que bailara detrás de mi tocando mis caderas en exceso.

–¿Cómo te llamas, preciosa? –cuestionó el sujeto gritando a mi oído.

Me di la vuelta para mirarlo, puse mi mano libre sobre su hombro y seguí bailando.

–¿Cuál es tu nombre? –insistió él mirándome el pecho con una sonrisa ladina.

–Amo esta canción, solo cállate y baila –grité para ser escuchada.

–De acuerdo –el sujeto rio y continuó parado frente a mi meciéndose débilmente de lado a lado disfrutando de mi baile.

Volví a levantar la botella hacia mi boca bebiendo bocado tras bocado.

–Con calma –rio el sujeto frente a mí–. ¿Acaso quieres olvidar alguna pena?

–¿Pena? –reí–. ¿Por qué perder el tiempo con penas? la vida hay que disfrutarla.

El licor de mi botella se había acabado, recordé haber visto varias botellas de cerveza dentro del refrigerador hace un momento así que dejé a aquel sujeto y me dirigí hacia la cocina, abrí el refrigerador para tomar una botella de cerveza.

–¿La abro por ti? –cuestionó otro sujeto mientras miraba mi pecho.

–Tu no vas a abrir nada –irrumpió Bloo empujando al sujeto–. ¡Fuera de aquí! –le gritó y el sujeto se fue sin refutar.

RUDEWhere stories live. Discover now