enamorados bajo los cerezos.

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Saliendo de la academia, estaba él esperándola como ya era de costumbre desde hace unos meses

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Saliendo de la academia, estaba él esperándola como ya era de costumbre desde hace unos meses.

Ellos se habían vuelto cercanos.

¿Y cuál era la razón? Simple.

Ahora eran novios.

Ella siempre hacía algo en particular todas las tardes, era observar cómo Todoroki la esperaba, solía mirarlo desde la ventana de su salón que apuntaba directamente a donde aquél chico le esperaba tan pacientemente.

Cada que ella estaba allí, estaba acostumbrada a posar su cabeza contra el vidrio mientras se cruzaba de brazos.

Solamente suspiraba.

Le fascinaba observarlo, era tan lindo que —si por ella fuera—, lo colocaría en un altar y le rezaría todos los días.

Bueno, quizá no tanto, pero sí que lo adoraría como a nadie.

Le encantaba recordar, todas y cada una de las veces en las que él la esperaba fuera de la academia, era una de las pequeñas cosas que su novio hacía que le parecía la cosa más tierna que hayan hecho por ella.

Recordaba siempre, absolutamente cada detalle; desde la ropa que él portaba cada día, así como las posiciones en las que se disponía a esperarla, incluso el color de los gatos que acariciaba durante su espera en aquél lugar.

Aunque principalmente lo que más le gustaba recordar, era cómo fue que terminaron juntos.

—Llegamos —avisó Todoroki mientras giraba la llave puesta en el bombín para apagar el automóvil.

Desde dentro del auto, podía divisar que estaban en un lugar de ensueño.

—¿Ya? Eso fue rápido.

Atolondrada, lo miró con una gran sonrisa marcada en su rostro.

—Sí, bajemos —ordenó Todoroki.

Se encontraban bajo los árboles de cerezo, aquellos que inundaban el lugar con abundantes hojas otoñales, que deprendían un exuberante color rosa tenue.

Las corrientes leves de viento hacían que los árboles poco a poco se despojaran de sus hojas en dirección al sur.

Era un lugar digno de una fotografía que seguramente vendería por miles de dólares.

—¡Todoroki! ¡Este lugar es bellísimo! —soltó ella al mismo tiempo que admiraba el hermoso lugar, dando vueltas suaves con los brazos extendidos, inspirando el aire puro que los árboles desprendían con elviento mientras se reía.

Él se limitaba a observarla, como si fuera una animación en vivo de la cual, él era el único espectador. Como si de una función especial se tratase.

Le encantaba la manera en la que era feliz, el como había tanta alegría en su interior; su felicidad era tal, que llegaba a contagiársela sin esfuerzo.

escenarios | todoroki shotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora