Después de varios minutos en auto llegué al centro de la ciudad, el conductor del uber bajó mi maleta del porta equipaje y cobró por su servicio para luego marcharse.
Hice rodar mi maleta para adentrarme en un callejón donde había visto una casa sauna, era mi única opción ya que no tenía a donde ir.
–¿Escapando de casa? –cuestionó una anciana al verme entrar con la enorme maleta.
Sonreí amablemente.
–No es eso. Vengo de otra ciudad y aun no tengo donde quedarme –expliqué.
–Umm... ya veo –respondió incrédula mientras ponía sobre el mostrador el vestuario para sauna–. Se paga por adelantado, cobro un extra por guardar la maleta y ese peluche –señaló a mochi– y no puedo guardarlos por más de un día. Esto no es un hotel.
–De acuerdo –asentí mientras extendía un billete que la anciana tomó bruscamente.
Después de recibir mi cambio entregué la maleta que pude espiar se sumó a otras tres maletas en una esquina y mochi fue lanzado como un trapo al piso, mantuve mi mochila con las cosas que supuse necesitaría y tomé el atuendo que consiste en una camiseta de manga corta color rosa y un short del mismo color con un estampado del logo de la casa sauna y me dirigí al vestidor, necesitaba con urgencia un relajante tiempo dentro del sauna.
Tres horas después ya me había duchado, vestido y maquillado, aunque no había podido secar mi cabello y peinarlo bien, estaba lista para salir.
Necesitaba buscar un lugar para hospedarme que estuviera cerca del centro comercial por mi trabajo así que caminé por ese sector de la ciudad solo para darme cuenta de lo que debí saber por simple lógica; dado que es un sector comercial, los costos de hospedaje en hoteles son altos y ni hablar de alquilar un departamento, con el dinero que había ganado trabajando y lo que tenía en mi cuenta del banco, no lograba reunir ni para el depósito de garantía y hospedarme en un hotel sería un lujo que no podía permitirme.
Me dirigí al sector cerca de la universidad solo para desmotivarme aún más, los costos no variaban tanto de los del centro.
–Maldita sea... –solté junto a un suspiro mientras me dejaba caer sobre el bordillo de una jardinera a la entrada del campus de la universidad.
A lo mejor si voy a la oficina de la administración a rogarles que me devuelvan mi habitación en la residencia... No, esa no era una opción hoy, era domingo por la tarde y seguramente no habría nadie en las oficinas, lo intentaré mañana.
Ya había atardecido y me dolía el estómago porque aún no había desayunado o almorzado, le di los últimos bocados a mi botella de agua y me puse de pie, caminé por la acera hasta llegar al cruce peatonal entonces el claxon de un auto me hizo detener, esperé para que el auto pasara sin levantar mi mirada, pero el auto no continuó por la calle, en su lugar se detuvo frente a mí invadiendo por completo el paso peatonal, levanté mi mirada molesta, se trataba de un lujoso Ferrari California rojo, el ícono de un auto descapotable de ensueño.
–¡Es el cruce peatonal, idiota! –reclamé al salir del shock por ver un auto tan hermoso.
El vidrío oscuro del lado del conductor bajó lentamente mostrándome un rostro familiar.
–Jimin... –musité quedando boqui abierta.
–¿Qué haces aquí? Es domingo –sonrió levemente.
–Pues podría preguntar lo mismo –sonreí.
–Yo vine a dejar documentación que hacía falta en el archivo de admisión.
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RUDE
Short Story"Sé que no soy buena para ti, ni tú lo eres para mí, pero ¿Qué debo hacer si te amo? Y tú... ¿Me amas?" ----------------------------------------------------------------- Una historia original y completamente escrita por GabyO Todos los derechos rese...