11. Oportunidad

961 83 27
                                    

Este capítulo está dividido de la siguiente forma:

Futuro – Pasado – Futuro

Y así, sucesivamente.

OPORTUNIDAD

Terry estaba feliz, a pesar de todo lo que había sucedido y la espera a la que en ese momento se veía sometido. Finalmente era padre de una linda niña con ojos que imaginaba que serían color esmeralda, como los de su madre.

Le parecía gracioso el hecho de que; si su hija hubiera esperado al menos cinco minutos más, habría nacido dentro del hospital y no en el estacionamiento, en el asiento de su auto y con su ayuda, claro, mientras los médicos aún no llegaban con la camilla para llevarlas al interior del nosocomio. Afortunadamente su pecosa sabía muy bien qué hacer en esos casos y gracias a ello, ambas estaban en aparentes perfectas condiciones.

Jamás, sin importar lo que pasará, olvidaría aquella noche.

Aún durante la madrugada, un par de horas antes del amanecer, lo habían llevado al área de cuneros, dónde pudo volver a ver a su hija durmiendo dentro de una incubadora, al parecer la bebé estaría ahí por una o dos semanas. Era tan pequeña, que tuvo miedo del momento en que finalmente estarían todos en casa. Pero al todavía no saber nada sobre su esposa, comenzaba a preocuparse.

A las seis de la madrugada, con la esperanza de que está vez alguien contestará, volvió a pedir que lo comunicaran a la mansión Andrew. Esta vez pudo dejar el mensaje con el ama de llaves, sería solo cuestión de tiempo para que alguien llegará. Enseguida pidió una nueva llamada, pero está vez avisó a su madre.

Con calma regresó a la sala de espera, dónde cinco minutos después una enfermera solicitó su presencia y lo condujo hasta la habitación de Candy.

La joven madre había tenido una complicación, algo sobre sus niveles de azúcar y cansancio excesivo; a pesar de la explicación él no había entendido muy bien, pero ella se encontraba estable y saberlo aminoró su angustia.

Candy dormía y no lo escuchó entrar, aprovechó aquel momento para dormir un poco y despertó casi una hora después, mientras Albert charlaba con la pecosa, o mejor dicho, despertó gracias a los incesantes murmullos.

—Felicidades —murmuró el rubio, aún con la intención de no hacer mucho ruido—. Es una bebé hermosa —susurró al adormilado padre.

—Gracias. Lo sé...

—¿Han pensado en algún nombre?

—Aún no...

—Teresa —la rubia se adelantó, sorprendiendo a ambos—. Teresa Grandchester White —había decidido.

Poco a poco la reducida alcoba fue visitada por los miembros de la familia, quienes con alegría felicitaban a los padres y después iban hasta los cuneros a conocer a la bebé.

Por la tarde, después de haber tomado una buena siesta, Terry se apresuró a ducharse y vestirse, para poder regresar al lado de su esposa. Había aprovechado que todas las mujeres de la familia, que se encontraban en la ciudad, estaban reunidas al lado de Candy y prácticamente lo corrieron del hospital.

El espejo reflejaba la preocupación que lo consumía. Preocupación tanto por la salud de su esposa e hija, como por la discusión que durante la noche había quedado inconclusa.

—Teresa... —balbuceó.

Le gustaba el nombre que Candy había elegido, pero sentía que su esposa simplemente lo había hecho a un lado, igual que en otras ocasiones. No era la mejor forma de iniciar su paternidad. Gracias a esa discusión, tenía miedo de que, así como ella había decidido el nombre, lo apartará de sus vidas. Estando los Andrew en Nueva York, obviamente la apoyarían y lo mejor para él sería ceder, antes que meterse en problemas legales y aún así perder a su familia.

Por Ahora, Por un PocoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora