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- 8 de Septiembre de 1976 -

Antonin tragó saliva y contuvo la ira que iba creciendo en su interior mientras continuaba cortando las hojas de filodendro; observó a su novio con una sonrisa forzada. Severus se encontraba a su lado revolviendo el caldero y comentándole cómo le había ido en su primer clase del año de Cuidado de Criaturas Mágicas.

- ...el profesor Kettleburn tiene un Kneazle... - murmuraba el pelinegro vertiendo los trozos de hoja que su novio había cortado luego de examinarlos y aprobar que eran del tamaño justo - Me gustaría tener uno cuando tú y yo bueno... vivamos juntos... - agregó sonriendo y ruborizándose.

- Claro mi amor... todo lo que tú quieras - murmuró Antonin juntando sus labios al sentir nuevamente un golpecito en su nuca y escuchar las risas ahogadas de los Gryffindor detrás suyo.

Severus sonrió satisfecho y continuó revolviendo el caldero, para luego dedicarle una tierna mirada a su novio.
Estaba tan lindo, con su cabello sostenido por horquillas negras, la sombra grisácea de su barba y sus ojos concentrados en la tarea de cortar los ingredientes con todo el cuidado que esto requería.

- Deberías haberte anotado en esa asignatura... - susurró el pelinegro humedeciendo sus labios - Tienes un temple especial que seguro te serviría con los animales...

- Disfruto de Runas Antiguas y Estudios Muggle... - contestó Antonin sin mirarlo - Además, tu puedes enseñarme una vez terminemos el colegio - agregó sonriendo y haciendo que su chico no pudiese evitar reír y asentir, halagado.

Una semilla de regaliz americano cayó sobre la mesa donde Antonin se encontraba cortando los ingredientes y luego otra golpeó su cabeza y pudo escuchar a sus espaldas la voz de Black: "¡Le dí!".

El ruso cerró sus ojos y contó internamente hasta diez, para luego juntar sus labios y girarse, quedando de espaldas al pupitre del profesor y de cara a los leones.

Dirigió sus negros ojos hacia los grises de Black, quien había borrado el gesto socarrón de su rostro y lo miraba desafiante.

- ¿Sucede algo, Señor Dolohov? - preguntó el profesor Slughorn levantando su vista del libro que estaba leyendo al notar que el muchacho se había acomodado, dándole la espalda.

El ruso se giró y observó a Horace con una sonrisa en sus labios.

- No profesor, todo en orden... tenía poca luz, sólo eso - contestó con tranquilidad haciendo que Slughorn asintiera y continuara en la tarea de leer ese viejo tomo.

Severus le dedicó una mirada silenciosa a su prometido y tragó saliva al ver el lugar donde había estado su novio notando que el piso estaba repleto de semillas de regaliz americano.

Frunció su ceño y dedicó una mirada consternada hacia la mesa de los leones: Lily y Remus se encontraban enfrascados en la elaboración de la poción, Pettigrew se encontraba haciendo equipo con Nott y sorprendentemente parecían entenderse bastante bien... Black y Potter carcajeaban entre ellos, dedicando miradas furtivas hacia la mesa que Severus y Antonin ocupaban.

Esa semana, luego de que Severus discutió con Black, transcurría particularmente hostil para Antonin; los Gryffindor no escatimaban en tretas para jugarle bromas a su novio: durante la mañana del lunes lo habían empapado con agua helada casi a la entrada del Gran Comedor, lejos de la mirada de los profesores; Antonin simplemente se disculpó y se marchó sobre sus pasos en dirección a las mazmorras.

Ese mismo día, durante Encantamientos, le habían lanzado un hechizo aturdidor cuando el profesor Flitwick se distrajo corrigiendo a Victoria Brown... Antonin lo habría podido repeler facilmente, pero lo cierto es que lo habían agarrado desprevenido.

Nacido en el año del CerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora