Cosa de tres - Parte única

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Jin era un buen estudiante, un buen hijo y un buen amigo. En general, Jin era un buen chico. También habría querido ser un buen novio pero había un ligero inconveniente. Jin no tenía pareja, ni tenía esperanza en poder tenerla pronto. Aunque muchas mujeres le rondaban, porque Jin era muy atractivo, sus estándares no encajaban con lo que se esperaba de él. Estudiaba economía en la universidad porque, aunque Jin siempre había querido ser actor, a su padre le parecía una pérdida de tiempo la carrera de artes escénicas. A Jin le gusta mucho socializar y todos los años en la universidad se celebraba una fiesta de inicio de curso y sus amigos también irían, así que no falló. Sin embargo, lo que Jin creía que sería una fiesta de inicio de curso normal y corriente de su cuarto año en la universidad cambió todo su mundo. Allí fue donde les vio por primera vez. Estaba en un bar concurrido con una copa en la mano y sus amigos parecían haberle abandonado. Nada más encontrarse con sus miradas se sintió como su presa. Aún cuando ya llevaba un par de copas podía ver claramente como se lo comían con la mirada, pero... ¿los dos a la vez? Les miró alternativamente. Eran justo su tipo, ese estandar que intentaba ocultar a sus padres. Dios, no podía elegir. Ambos eran tan atractivos. Sus miradas penetrantes y sus sonrisas de depredador le hacían temblar. No tardaron en acercarse. Bailar fue sólo el inicio. Estaba claro que eran menores que él, seguramente estarían empezando su segundo curso en la universidad, pero de pronto Jin se sintió el menor de los tres. Se dejó llevar cuando el más corpulento de los dos le besó con fiereza. Le abrazó y comprobó que, aún si Jin era ancho de hombros, encajó perfectamente entre sus brazos. Se sobresaltó cuando justo después el otro atacó su cuello de forma hambrienta, pero no le detuvo. Era una mezcla explosiva y se sintió en el cielo. De nuevo les miró y observó como entre ellos se lanzaban miradas complices. Entonces tuvo dos cosas claras. La primera, él era su presa y lo estaba disfrutando. La segunda, no valía que se dejara hacer por sólo uno de ellos, o estaba con los dos, o con ninguno. ¿Se atrevería a hacer una locura? Cuando las manos de uno de ellos acabaron bajo su camisa ya no pudo seguir manteniendo la cordura y se entregó al placer. A penas recuerda el trayecto a su casa, no por estar demasiado bebido, sino por ser incapaz de apartar la vista de esos dos imponentes hombres. Sólo supo que él no pagó el taxi en el que iban, ellos lo hicieron por él. Luego llegaron a trompicones al dormitorio y Jin quedó cubierto por caricias de cuatro manos, besos de dos bocas y sexo sin descanso que le dejo con las piernas temblando y todo su cuerpo agotado.

Recuerda también, con total claridad la mañana siguiente. Era un domingo fresco, pero Jin amaneció abrigado en un cálido abrazo. Estaba feliz de haberse atrevido. Había sido una experiencia fantástica. Una de esas cosas que sólo ocurren una vez en la vida, pensó. Entonces descubrió los rostros dormidos de sus dos amantes. Parecían otras personas completamente distintas. Seguían siendo terriblemente atractivos, pero sus expresiones eran tan relajadas y dulces que era difícil distinguir en ellos a los dos depredadores de la noche anterior. Casi parecían dos muchachos inocentes. Jin se deslizó fuera de las sábanas y se sorprendió de no haberles despertado. Se dirigio a la cocina con la intención de compensar la noche que le habían ofrecido o simplemente porque era un buen anfitrión.

- Mmm... eso huele rico. - Uno de ellos apareció frotándose los ojos con aspecto aniñado. - ¿Se comparte?

- Claro. Siéntate. - Le invitó. - En realidad no sabía si os ibais a quedar a desayunar. - Sonrió con timidez.

- Sí, claro. - Dijo con una inmensa sonrisa cuadrada con la que mostraba todos sus dientes. - A Kookie le encantara.

- ¿Kookie? - Susurró. Era un apodo demasiado adorable para el musculado e intimidante joven que le había hecho suyo sin demasiada piedad.

- Esto... creo que ayer ni nos presentamos adecuadamente. - Rió el nombrado apareciendo por la puerta de la cocina mientras se rascaba la cabeza con una sonrisa inocente con unas paletas de conejo entrañables. Jin no podía creer que esos muchachos adorables fueran los mismos que los de la noche anterior. - Soy JungKook.

Cosa de tres [JinTaeKook] + 18 [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora