Capítulo 5: Día de playa

488 38 10
                                    

Tras terminar los preparativos, los tres se fueron a pasar un día estupendo en la playa.

-¡Es la playa!-gritó Killian emocionada y corrió rápidamente al agua.

Ban sonrió y se sentó en la arena para tener sitio, cuando miró a Jericho, quién estaba avergonzada y llevaba un jersey encima del bikini.

-¿Ocurre algo?-preguntó éste mirando a su novia fijamente.

Ella no decía nada y estaba nerviosa; pensaba en lo que Ban hizo hace unas horas, no sé porqué se avergonzó si él ya la vio desnuda.

-Na...nada-titubeó Jericho y procedió a quitarse el jersey.

Ban quedó obnubilado cuando vio el cuerpo sexy de su novia en traje de baño.

-¿Que...qué te parece?-preguntó Jericho.

-Estás preciosa,¿lo elegiste tú?

-Bu...bueno, Killian me ayudó, un poquito.

-Perdona si te parezco brusco, pero jamás vi así a Elaine.

-No me hables de ella. por favor.

-Tienes razón, lo siento.

-Ban-nii, Jericho-nee,¿venís o qué?-gritaba Killian desde el agua.

-Venga, vamos a nadar y no hagamos a Killian impacientarse.

La pareja se metió en el agua y estuvieron jugando con su hermana, lanzándose agua unos a otros, tirándose la pelota y hasta Ban llevó a su hermana a hombros nadando hasta los límites de la zona de bañistas.

Llegó la hora de comer y los tres se sentaron para hacer picnic ahí mismo, por supuesto, toda la comida la hizo Ban.

Killian miró a Jericho de reojo y sonrió.

-Oye,¿os parece que vaya a buscar caracolas como recuerdo?-preguntó la niña.

-Buena idea-respondió Ban-En cuanto terminemos de comer...

-No, prefiero ir sola ya que me gustaría regalaros alguna como agradecimiento.

Killian terminó de comer y se fue a buscar caracolas bonitas dejando a la pareja sola de nuevo.

-Nos ha dejado solos de nuevo-dijo Ban.

-S...si-titubeó Jericho.

-Oye, quiero disculparme sobre mi comportamiento de esta mañana-dijo Ban-No debí hacerlo, es que estaba un poco juguetón y...

-No pasa nada, la culpa fue mía por avergonzarme. So...soy tu novia y me comporté como una cría.

-Sé que hay parejas que hacen esas cosas, pero yo no soy así, no quiero ser un pervertido como el Capitán.

-¿Nos podemos olvidar ya de este tema ahora que ya está aclarado?-preguntó Jericho.

-Tienes razón, es mejor no darle mas vueltas.

Y cuando estaban a punto de besarse escucharon un grito de Killian y asustados fueron a ayudarla, la estaba atacando un demonio raso que fue fácilmente derrotado por Ban.

-¿Estás bien, Killian?-preguntó Jericho.

-S...si...-respondió ella temblando.

-¿De donde ha salido ese demonio?-preguntó Ban.

-¿No nos estarán atacando otra vez esos Mandamientos, verdad?

-No lo creo-respondió Ban-Pero bueno, ya ha pasado todo.

Los tres volvieron al lugar donde estaban sus cosas y terminaron de comer. Killian estaba sollozando, ya que había perdido varias caracolas por el ataque del demonio.

Al caer la tarde, volvieron a la posada y descansaron un rato para luego dar un paseo por la ciudad. Killian ya se había tranquilizado tras sufrir el ataque y ya se había olvidado de eso.

En un banco, la niña les dio las caracolas que le quedaban a sus hermanos y se guardó la última para ella.

-Es una lástima que perdieras las otras-dijo Jericho lamentándose.

-No importa, Jericho-nee, lo importante es que no perdiese todas.

-Ahí lleva razón, volvamos ya, que la gerente me ha dicho que hoy hay una cena especial en la cantina de la posada.

Al oír eso, a las chicas les rugieron las tripas del hambre y Ban entendió que tenían hambre.

Cuando llegaron, disfrutaron de una maravillosa cena en familia y Killian se lo había pasado muy bien abrazando a Ban y Jericho.

Cuando llegaron a su habitación, Killian bostezó y se fue a la cama. Ban y Jericho se sentaron en la suya y se cogieron de la mano.

-Tenemos la noche para nosotros, princesa-dijo Ban.

-Ban, por favor...

-¿Qué pasa? Ahora mismo estoy juguetón.

-Pe...pero yo no. ¿De que ha servido la conversación de esta mañana?

-¿Qué pasa? ¿No quieres hacerlo conmigo?

-Con Killian durmiendo al lado no. ¿Y...y si nos pilla como la otra vez?

-Lo haremos en voz baja-decía Ban mientras lamía el cuello de su novia.

-Venga va-dijo Jericho y se empezó a desnudar.

-Así me gusta, princesa.

-Hazme el amor, Ban.

-Con mucho gusto.

Bendito este amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora