【𝘿𝙚𝙛𝙞𝙣𝙞𝙩𝙞𝙫𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙩𝙚 𝙨𝙖𝙡𝙫𝙖𝙧é】[Rengoku Kyojuro]

"Mal presagio"

"El mundo estaba rodeado de abrasadoras llamas, mi cuerpo parecía que se quemaba a cada paso que daba, estaba perdida entre ellas y solo podía oler la carne putrefacta ser calcinada. . . Mi visión es borrosa pero entre las cenizas encuentro su espalda, tan imponente, tan seguro. 

Sabía que era Kyojuro, pero algo me dama mala espina, era como un constante escalofrío recorriendo mi propia espalda, quise acercarme para tomar su hombro. Pero un abismo se abrió y la tierra bajo mis pies se partió en dos comenzando a separarnos. Trato de gritar pero mi voz parece apagada, fuerzo mi garganta sin embargo mis llamados no son escuchados. 

Mis pupilas se contraen, veo algo moverse a mucha velocidad y tratando de igualar a Kyojuro, sus intensiones eran el escalofrío constante que tenía, mi propio sexto sentido me ponía nerviosa.

—¡KYOJURO~!— Por un momento volteó a verme pero su rostro se reflejaba cansado, la sangre bajaba por el costado de su ojo izquierdo, pero tenía una sonrisa. . ."

*

Todo se volvió negro, todo desaparecía, todo se desintegraba. . . A lo lejos una risa, una risa amargada, una risa tétrica. . . Un llamado, una voz cansada, una voz ronca, una voz venenosa. Mi cabeza giraba a todos los lados sin encontrarme con nada más que el negro. 

—Es una lástima— La voz estaba a mis espaldas y giré hasta ver a una mujer sentada sobre sus piernas, cabello largo y canoso, sus manos arrugadas sostenían una sombrilla de papel color sangre, color de las arañas de lily— Una verdadera lástima jovencita, aquel chico está destinado a morir.

Se refería a. . .

—Sí, él no tiene esperanzas de vivir. Es una lástima, es una lástima— Vuelve a repetir y su sonrisa se ensancha dejando ver las arrugas de su rostro y los dientes filosos. Era un demonio, jamás he visto a uno tan envejecido— Pero~ Puedes hacer algo para salvarlo...—Mis brazos tiemblan a los costados de mi cuerpo. 

—Co-cómo. . .— Mi voz no deja de temblar, cada parte de mi ser estaba preocupado por el mal presagio— Dígame cómo puedo salvarlo— La anciana se levanta y puedo ver que camina hacia mí. Cada paso la hace más alta y su cabello retoma el color negro, sus manos se regresan a ser suaves y tersas. 

A estar a casos centímetros, trato de retroceder, pero mi cabeza choca con una pared, estaba totalmente acorralada. Finalmente, su rostro, pude ver su rostro y hallar vivos ojos rojos como la sangre, delicados labios pequeños con toques rosados y una clara intención. 

Su voz pasó de ser áspera y cansada a ser rejuvenecida. . . pero daba mucho más temor. Con su mano libre tomó el costado de mi rostro y me obliga a regresarla a ver directo a sus ojos; su fuerza era sorprendente, ese era el poder de un verdadero demonio. 

—Si estás dispuesta a entregarme tu vida a cambio de la suya. . . ¿Lo harías?— Mi corazón latió lentamente y un pitido atravesó mi audición, dolía, como dolía todo mi cuerpo, como si se fuera a quemar en las intensas llamas que calcinaría hasta mi alma. Arde. Soltó mi rostro sin ningún cuidado y comenzó a alejarse unos pasos, caminaba en aquel espacio negro.

—Ningún humano es capaz de dar su vida por otra persona, son egoístas y estúpidos-

—Lo haré— Le interrumpí su discurso, y me miró sorprendida pero con claras intenciones de matarme— Si es por él, vendería mi propia alma, mi propio ser, todo— En mi voz se notaba la misma seguridad que él me enseñó, que yo aprendí a tener en mi misma todos estos años a su lado. 

—. . .— Su rostro sorprendido se borró a una de burla, sus ojos color sangre tenían un brillo sin igual, se acercó nuevamente hasta tener centímetros de separación—No estás mintiendo. . . eres una humana rara— Una sonrisa se poso en sus labios, pero no me daba seguridad. 

Sus labios se movieron, pero ningún sonido salió de su boca, no entendía bien que dijo finalmente pero acercó sus labios fríos como la nieve hacia mi frente y todo dolor desapareció. 

Unas manos la movían de un lado a otro, una mujer anciana estaba sentada sobre sus piernas junto al futón en donde dormía la muchacha. 

—Ritsuko, Ritsuko—Llamaba constantemente, ella estaba preocupada por la joven, ella comenzó a gritar en medio de la noche y ella fue la primera en despertarse. 

Lentamente la chica con la frente sudorosa y con el entre cejo apretado comenzaba a despertar, levantando sus párpados y dejando caer las lágrimas atrapas de sus retinas. La chica respiró como si el aire le faltara y levantó su tronco de manera tan rápida y apresurada que asustó a la anciana. 

—¡¿Ritsuko, cálmate!?— La anciana posó sus manos sobre los hombros de la chica y ella por fin se calmó. 

—Señora Sumeko— Respondió— Di-disculpe yo-— Fue interrumpida por un suspiro de la mayor. Esta se levantó y caminó hacia la salida. 

—Traeré té para que calmes tu mente y tranquilices tu corazón— Sin más, cerró la puerta de papel a sus espaldas.