Capítulo XXVIII

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     Nunca pensé que estaría en esta posición. En pie de guerra, con mis Pokemon y los de mi hermana, intentando proteger a los amigos que nunca creí llegar a tener, y haciendo un esfuerzo sobrehumano para no mirar de nuevo hacia donde mi madre intenta fingir que no me ha visto y que en realidad no estoy aquí.

     Bien, ¿qué tenemos aquí?

     Una niña que, según lo que he conseguido escuchar, está siendo controlada por los experimentos genéticos de dos lunáticas. Tiene que existir alguna forma de revertir esos efectos, pero… ¿Cuál? ¿Cómo puedo derrotarla sin hacerle daño? ¿Y cómo proteger a los demás de sus ataques?

     — ¿Tienes un plan? —dice Roosevelt caminando hacia mí.

     Asiento, aunque no es así.

     Es hora de improvisar.

     —Tú conoces mejor este lugar, ¿dónde pueden ocultarse los demás? —le digo.

     —No hay ningún sitio, la Elite debe estar más alerta que nunca —me responde—. Es matar o morir, espero que tú sí lo entiendas.

     —Esperaba no tener que llegar a ese punto.

     Si esa niña es la hermana menor de Harrison, entonces él nunca me perdonará si acaso llego a lastimarla. Pero si no lo hago, ella nos acabará… Entonces, ¿qué hacer?

     —Algo me dice que no será sencillo.

     Itou se ha acercado a nosotras. Tiene una mano ensangrentada, no creo que sea buena idea dejarla combatir junto a nosotras en esas condiciones.

     —Esas dos lunáticas han dicho que la hermana de James está bajo los efectos de un experimento genético —explica Itou—. Lleva en su sangre un poco del ADN de algunos Pokemon.

     — ¿Cómo pudieron hacer algo así?

     —Es lo que ellas han dicho. Si vas a pelear contra ella, no habrá manera de derrotarla que no implique hacerle daño.

     —Además, los otros no tienen a sus Pokemon —interviene Jackie—. Liz se los ha llevado a un lugar seguro y nos alcanzará en cuanto en cuanto pueda moverse sin problemas en este sitio. No debemos levantar sospechas y…

     — ¿Cómo fue que sobreviviste a la explosión? —la interrumpe Itou.

     La fulmino con la mirada y me dirijo al resto de inútiles que nos esperan detrás.

     — ¿Alguno conserva alguna Pokebola?

     Ellos niegan con la cabeza. Esa mujer castaña, que debe ser la madre de Perla a juzgar por lo idénticos que son sus rasgos faciales, luce demasiado angustiada.

     —En ese caso, Roosevelt y yo nos encargaremos de esto. Ustedes deben mantenerse a raya, ¿entienden?

     —No vas a lastimar a Jamie, ¿o sí? —dice Harrison angustiado.

     —Espero no tener que recurrir a eso —le respondo y miro a Itou con severidad—. Tú quédate atrás, no puedes intervenir si no tienes un Pokemon contigo.

     Ella asiente y por último, dirijo una mirada hacia mi madre.

     — ¡Levántate! —le ordeno—. ¡Nadie más lo hará por ti! ¡Ve a resguardarte con los demás, y ya luego saldremos de aquí!

Pokemon V: La Batalla Contra la EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora