José M.

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Rosario 2019

          La noche del 31 de octubre parecía ser normal. Aunque en realidad no era tan normal, Porque era Halloween. Aunque  José  que no creía en eso, no le hacía caso y decía  que era un día común como todos los demás. Esa noche, sus padres, saldrían a cenar. La madre invadida por el miedo de dejar a su hijo solo, pensaba en llamar a la niñera quien contuvo los caprichos de José  desde que era chico. Pero él que se creía todo un canchero, le rogó que no la llamara. Como todo un niño de 14 años decía,” ¡ya estoy grande mama ¡”, se acercaba las 9:00 hs, los padres se irían y él se quedaría solo, José tenía pensado jugar toda la noche en la play station como acostumbraba a hacer o eso es lo que él pensaba. El reloj marcó la 1:00 am José  cansado de jugar se decidió dar vueltas por la casa. Al acerarse a la entrada de la casa se dirigió a la ventana a ver la noche estrellada, cuando por un instante al asomarse vio con el rabillo del ojo una sombra, una sombra extraña, José comenzó a sentir miedo, ese miedo que no se explica, se dirigió a la a la cocina, tenía que estar armado por si la sombra se quisiera apoderar de él. Al  instante escuchó la puerta trasera azotarse con gran fuerza. José paralizado por lo que había pasado, fue a ver para calmar su miedo, mala decisión la que el tomaría, Más tarde sus padres llegaron al no encontrar a José lo buscaron toda la madrugada, pero no consiguieron saber nada de él. Ya pasó mucho tiempo de aquella noche, Los padres destruidos se siguen preguntando que pasó la noche en la que José  desapareció. Lástima, los únicos que lo saben muy bien son José y la sombra. La sombran se ha cobrado la vida de muchos chicos: José, Pablo, Lucas, Jeremías, esas vidas son la que desaparecieron en la ciudad. ¿Hay jóvenes víctimas de la sombra? Las preguntas siguen pero las respuestas nunca llegarán.

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