Capítulo 5

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— ¿A dónde vamos?

— No lo sé, no me importa.

— Aerin...

— Solo vámonos de aquí Nick, ésto es un infierno.

Y mientras íbamos por las calles, la noche fría y las luces de los demás autos encendidas, con la radio encendida, pude escuchar lo que en verdad sucedía después de varios meses conociendo a esta chica.

Y por primera y última vez, pude verla disfrutar del aire frío nocturno mientras asomaba la cabeza y gritaba con todas sus fuerzas lo felíz que estaba de haberme conocido.

Hasta que todo se volvió oscuro.

....

De repente desperté escuchando el sonido de un aparato muy cerca de mí. Aún no abría los ojos, sentía mi cuerpo pesado, cómo si hubiera dormido mucho tiempo. Poco a poco fuí abriendo los ojos con mucho trabajo, pero no veía nada.

Todo estaba oscuro, volví a intentar cerrar y volverlos a abrir, pero nada. Parpadee muchas veces, incluso llevé mis manos a mis ojos intentando asegurar que si los estaba abriendo, me los tallé incluso pero seguía viendo oscuro.

— ¡Ayuda! — grité lo más fuerte que pude.

Sentí cables en mis muñecas, palpé al mi alrededor y me di cuenta que estaba en una cama muy pequeña. Pero estaba desesperada.

No podía estar pasando.

Sin importarme jalar cables y hacer mucho ruido me levanté de la cama y bajé de ella, caminando con las manos hacia el frente para no chocar. Sentí la pared y empecé a caminar guiándome de ella, hasta que sentí unas cortinas.

Y bueno, mi miedo comenzó cuando las hice aun lado y no sentí la luz.

Bueno, tal vez es de noche.

Tal vez estoy sedada.

Tal vez es un sueño.

Me asustó el sonido de la puerta abriéndose.

— ¡Señorita, aún no puede levantarse!

— ¡No puedo ver!

— Permítame llamar al doctor, no se mueva — creo que se había ido.

Empecé a llorar más. Bueno, sabía que esto pasaría, pero aún así, aunque estés consciente de lo que sucederá, no quiere decir que cuando pase no te duela.

Aunque bueno, había podido disfrutar antes de que sucediera.

Escuché unos pasos rápidos y personas gritando muy lejos, hasta que lo escuché.

— ¡AERIN!

No sabía a dónde voltear pero lo hice intentando buscarlo. — ¡NICK! ¡NICK! No puedo ver, no puedo ver Nick, por fin sucedió.

— Tranquila Aerin, todo estará bien — escuchaba su voz apaciguarme mientras me abrazaba. Sentía su brazo temblar, y sus nervios al verme así.

...

"— Toda mi vida me han estado protegiendo del exterior, desde que me detectaron Glaucoma, una enfermedad que daña el nervio óptico. Ellos creyeron que no había escuchado la conversación con el doctor, pero sabía que conforme pasara el tiempo perdería la vista hasta por fin quedarme ciega. Querían evitar que sucediera, no deja dejándome ir sola y permitir que tuviera un accidente. Cuando vieron que a se dificultaba ver letreros y personas, ni siquiera podía salir de la casa, no podía hacer nada. Y luego pensé, la enfermedad no avisa, ¿y si hoy es la última vez que pueda distinguir colores, ver y sentir la luz?, bueno, decidí que estaba harta y que quería hacer cosas que nunca había hecho en mi vida antes de quedarme sin un sentido muy primordial ¿sabes? Llámame estúpida si quieres, pero cuando despiertas cada día viendo menos y teniendo más graduación en los anteojos es cuando sientes que la vida se te está yendo rápido, y que por más que quieran protegerte las personas, no pueden evitar lo inevitable — alzó la vista con una sonrisa adornando su rostro. — Gracias Nick, por mostrarme cosas que en un futuro tal vez nunca vuelva a hacer, por enseñarme a vivir estos últimos meses que hemos estado juntos, por hacerme feliz aunque sea un pequeño momento."

Y mientras la miraba gritar por la ventana y reír, un choque que me costó un brazo roto y el uso de collarín varias semanas, le costó la vista a Aerin, algo que tarde o temprano pasaría pero que para ella, era mejor vivir lo que tuviera que vivir mientras que aún pudiera ver y antes de volverse una chica con una vida diferente a la que cualquier otra persona tendría.

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2019 ⏰

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