Era domingo y desperté temprano, sentí tus brazos alrededor mío, una sensación de calidez recorrió mi cuerpo, el sol se asomaba por las cortinas del cuarto, levanté mi cara para ver la tuya.
Nunca había visto un rostro tan bello como el tuyo; seguías dormido, llegaste muy cansado anoche y no quería despertarte. Podía escuchar los tranquilos latidos de tu corazón y tu respiración relajada haciendo que tu pecho suba y baje lentamente, siempre me trasmitías mucha calma.
Quería levantarme y preparar el desayuno para los dos, lo intenté pero rapidamente atrajiste mi cuerpo al tuyo a como estaba antes, solo pude escuchar un gruñido ligero salir de ti. Reí levemente y me limité a abrazarte más tiempo en lo que decidias despertar.
Pasaron unos minutos y yo estaba apunto de caer dormida de nuevo, cuando tu cuerpo se movió despacio, estabas despertando.
-Buenos días.-dijiste con tu voz más gruesa de lo habitual, mi corazón se aceleró de solo escucharte, han pasado varios meses y aún provocas que me emocione con las cosas más simples.
-Buen día, dormilón.-dije, recibiendo un puchero de tu parte.-Iré a preparar el desayuno.
-¿Pueden ser omelettes?.-comentaste mientras te levantabas.
-Lo que gustes, amor. Pero tienes que ayudarme con el jugo.-Una mañana perfecta estaba empezando y amaba compartirla contigo.
Después de levantarnos, tu fuiste a bañarte, mientras yo empezaba a preparar los ingredientes, insististe en no hacerlo para ayudarme y yo me negué, explicándote que tomaríamos turnos para preparar el desayuno y bañarnos.
Pasó alrededor de una hora, yo estaba batiendo los ingredientes cuando sentí tu cabeza en mi hombro, tus manos en mi cintura y ligeras gotas de agua que caían de tu cabello húmedo.
-Huele delicioso, linda.- besaste mi mejilla.-¿en qué ayudo?.- preguntaste antes de solartarme y tomar el sartén.
-En secarte el cabello, Mark. Puedes enfermarte y es lo último que quiero en estos momentos.-
- Está bien, pero después vas a ducharte tú, y yo terminaré esto.- dijiste antes de irte
Ambos sabemos que no somos muy buenos para cocinar y aún así nos encanta hacerlo, amo cuando cocinas para mi, estresado por no arruinar nada y buscando recetas simples en internet.Justo cuando regresaste de la habitación, yo fui a la ducha lista para bañarme, no sin antes recibir un beso tuyo en mi frente cuando cruzamos en el camino, hiciste que me sonrojara. Salí y me vestí rápido, tenía demasiada hambre como para tardar mucho. Al entrar a la cocina, presentí un delicioso olor y una maravillosa vista.
Nos sentamos a desayunar, hablando de temas triviales y mirándonos el uno al otro, terminamos rápidamente y nos alistamos para el día. Me sentía tan agradecida, solo podía verte y preguntarme ¿qué había hecho bien para tener a mi lado a una persona tan extraordinaria y especial?.
-Te amo, Mark.- dije mientras colocabas tu abrigo, con mis ojos puestos en los tuyos, esperando una reacción de tu parte.
-Y yo te amo más.- te acercaste para tomar mi rostro y besarme, sonreíste mientras lo hacías. - te amo más de lo que tú crees.- fue lo último que dijiste antes de juntar nuestros cuerpos en un cálido abrazo.Adoro despertar contigo y pasar mis mañanas a tu lado.
~ octubre 28 del 2019