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Narra Ace

(10 días)

Coloco bien la chaqueta de mi traje, mirándome una vez más en el espejo del probador. Es la tercera vez que me pruebo mi traje, la primera cuando lo estuve buscando hace una semana, la segunda para tomar las medidas y arreglarlo y la tercera para verificar que me queda perfectamente, lo cual es así.

— Wooyoung ¿sales ya o me harás envejecer esperándote? —miro hacia la puerta, escuchando la impaciencia de Ry —menos mal que no soy yo el que se va a casar porque si aquí tarda no le imagino al ir al altar.

— No tardaré tanto en ir al altar —salgo del probador —impaciente. Tu te ofreciste a acompañarme insistiendo durante hora y media.

— Y no me arrepiento —sonrío, viendo como mira el traje haciéndome girar —está perfecto. Cuando te vea tu novio verás. Me estás dando envidia.

— Pues ya sabes que hacer Ry, pídele matrimonio a tu novia —vuelvo al probador —voy a cambiarme.

— ¿Estás nervioso porque ya queda poco más de una semana?

Bastante más que nervioso diría yo.

— Algo —me cambio de ropa, saliendo con mi traje bien colocado en mis brazos —nunca imaginé que acabaría casándome. Ya lo sabes.

— La vida da muchas vueltas y ahora vas a casarte —aparto sus manos cuando pellizca mis mejillas —mi pequeñín se casa. Ya eres todo un hombre.

— Y tu todo un idiota —le doy la ropa a la dependienta —está perfecto ya.

— Se lo daré enseguida —asiento a la mujer y miro a mi amigo, quien se para frente a un traje.

— Deberías planteártelo de verdad. Tu novia estará esperándolo seguro y no estás en mala edad para casarte Ry —asiento cuando me mira —pero tu decides. Es tu vida y tu novia.

— Ya lo decidiré en la tranquilidad de mi casa —cojo el saco con mi traje —¿nos vamos o aún tienes que pagarlo?

Le doy el dinero con la cantidad exacta a la mujer, despidiéndome, tirando hacia fuera de Ry.

— No pago las cosas de anticipo si necesitan un arreglo. Tenemos que ir a por una cosa primero y luego hemos quedado en el restaurante con Hyeop —giro junto a Ry en dirección a otra calle.

— ¿Qué es lo que tenemos que buscar que no lo haces con tu novio? —entro en la joyería —¿los anillos? ¿Eso no es cosa de los dos?

— Si, pero Hyeop fue quien me pidió matrimonio, quien se ha hecho cargo de la iglesia y parte del banquete y yo voy a hacerme cargo de nuestras alianzas asique no vayas a decirle nada ¿de acuerdo? —le señalo firmemente con un dedo —es una sorpresa para él que bastante trabajo me cuesta poder venir solo ahora que aún no tengo trabajo.

— De acuerdo pero me dejas verlos —asiento parando junto al mostrador.

El hombre que me atendió la única vez que vine antes del día de hoy se acerca, entregándome una caja aterciopelada blanca. La acaricio al ver nuestras iniciales grabadas en ella, abriéndola con cuidado.

— Están grabadas como nos pidió señor Jang —cojo uno de los dos anillos.

Lo giro entre mis dedos con cuidado, acariciando las letras delineadas a la perfección grabadas en la alianza que le corresponderá llevar a Hyeop, volviendo a dejarla en la caja. Ry las observa sin tocarlas. El brillo que veo en sus ojos me sorprende pero también me hace sentir una sensación cálida en mi interior porque, si mi mejor amigo se emociona así se que a mi novio, mi prometido, mi casi marido le gustarán mucho más.

— Que afortunado es ese novio tuyo —cierro con cuidado la caja —hasta la caja tiene vuestras iniciales grabadas. No entiendo como sufriste tanto siendo tan condenadamente perfecto.

— Porque ninguno de esos era Hyeop —salimos de la tienda después de pagar por los anillos —recomponte antes de llegar a el restaurante por favor.

Hasta el restaurante vamos en el coche de Ry, de su novia mejor dicho, dejando tanto mi traje como el anillo de forma que Hyeop no pueda verlos, dejando un beso en sus labios cuando entro en el restaurante, abrazando a mi madre quien sorprendentemente, porque no sabia que estaría aquí, acompaña a mi novio.

— Le pedí yo que viniese —me abrazo a la cintura de Hyeop asintiendo —espero que no te moleste. Tu padre no pudo venir.

— Ya sabes que tu padre es muy perezoso hijo —lo confirmo riendo, cubriéndome la boca —bueno vamos a probar las opciones.

Hyeop entrelaza su mano con la mia que ha apartado de mis labios sin dejar de sonreír, dejando un pequeño beso en mis labios.

— No tapes tu sonrisa que es preciosa —le miro, siguiéndole hasta una de las mesas.

Los cuatro nos sentamos en ella, observando las diferentes opciones de decoración que hay sobre un mantel en crudo. Aprieto mi mano bajo la de Hyeop cuando un hombre se nos acerca, acompañado por un camarero que deja varias opciones en la mesa, todo con tan buena pinta que me gruñe el estomago sintiendo mis mejillas arder al sentir la mirada de los tres sobre mi.

— Dejar de mirarme.

Nadie por suerte dice nada. Acerco un plato que dejo entre los dos, probándolo al igual que mi novio, sintiendo el delicioso sabor aunque no lo reconozca.

— Prueba esto —separo los labios, aceptando lo que Hyeop me da —está buenísimo. Sabe a barbacoa pero no tiene picante.

— Deberíamos incluirlo —como un poco más de ello.

Así pasamos al menos una hora, probando diferentes opciones, quedándonos con las que más nos gustan, descartando el postre porque de eso se hará cargo mi madre, como ha dejado claro ante el hombre encargado de llevar el banquete de nuestra boda cada vez más cercana, con casi todos los detalles confirmados por no decir todos ya que tenemos iglesia, trajes, los anillos, el restaurante, y las flores para la iglesia.

Lo único que nos falta es el viaje, la luna de miel, que ninguno hemos hablado de ello y estamos a poco más de una semana de pasar de novios a esposos.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now