𝐅𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬

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UNA LIGERA ADVERTENCIA MIS PECADORES:
-Puede que este capitulo sea horrible, lo digo en contexto a la historia. Lo que escribo aquí es serio, pero si un día ustedes no están seguros de algo, siempre se puede decir no. Nadie tiene el poder de obligarte a hacer algo que no quieras

No están solos.

- Elizabeth Liones... ¿Quieres ser mi esposa?

Estoy congelada y no sé qué decir, mis labios se helaron, no se si es del miedo o de la cara de Mael.

-¿Esto es en serio?- Mael sonríe ampliamente y me mira, toma mi mano y la besa.

-Estoy hablando muy enserio mi vida.

-M-mael, estamos peleando y de repente me sacas esto, no quiero que esto sea una desviación al tema principal...

-No me has respondido mi ángel...

-Mael, estamos teniendo una discusión, no voy a contestar eso en este estado...

- Es algo que haríamos el resto de nuestras vidas aunque se que ya casados no pasará nada de eso.

-Mael, ya estamos viviendo juntos y claro que peleamos, casados no va a cambiar, ahora, párate del piso.

Mael se levanta poco a poco, al ver su rostro me arrepiento de no haberme callado, no es mi estilo hablar de más, pero no quería quedarme callada ante esta situación.

- Elizabeth, no se qué te ha pasado estos días, pero no me gusta que no me hayas dicho sí o no solamente.

- Es más complicado que eso Mael - aprieto los puños enojada, las lágrimas de coraje amenazan con salir, pero las controlo, aprieto los ojos, me levanto de la silla, aunque se que es más alto que yo, me quedo pegada a el, puedo sentir el olor a su perfume, pero ni eso me hace vacilar. - y si para casarme contigo me condicionas algo que ya habíamos acordado, no quiero casarme contigo, no así...

Mael se queda, estático, mirando a la nada, levanta poco a poco los brazos, cierro los ojos, me va a matar, aunque nunca me ha lastimado claro, abro un ojo lentamente, sus manos están sobre su cara, parece que va a arrancarla, pero las baja lentamente, da un largo suspiro y me ve, está sonriendo, pero no es una sonrisa feliz, es una de resignación

- Tienes razón Elizabeth, nuestro matrimonio no debería estar condicionado por nada, ni por nadie, ni siquiera por mí.

Se hace a un lado, camina a la habitación, y cierra la puerta escandalosamente, no quiero que se repita la historia de hace unas semanas, así que corro a la habitación y abro la puerta, Mael está de espaldas a mi, hay una mochila en la cama y hay algo de ropa sobre la mochila.

- ¿A dónde vas? - me acerco y me siento sobre la cama, el se da la vuelta con un par de playeras y un uniforme. - ¿Mael? - sigue metiendo sus cosas a la mochila, en instinto tomo su mano - Te estoy hablando, respóndeme.

El me mira, está triste, se zafa de mi agarre y entra al baño, los sigo, pero antes de que yo llegue al baño, el sale de el con sus artículos de limpieza.

- Voy a quedarme unos días fuera, necesito tiempo para pensar... - me evade y guarda todo en bola, cierra la mochila y se la pone sobre el hombro. - Necesito pensar que es lo que debo hacer ahora.

Mi Druida FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora