Capítulo 7: Vuela Mariposa

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"Volaré libremente por el mundo, extenderé mis alas. 

Cantaré y bailaré Crisálida en primavera, oruga serás feliz, 

te transformarás en una hermosa mariposa.

Vuela Mariposa tras tu sueño, Vuela confiada, lo lograrás. 

Verás los jardines más escondidos y hermosos, lo harás y serás hermosa.

De oruga tenía temor a la destrucción, 

al dolor, a la incertidumbre ahora no, soy una mariposa."

Faltaba concluir la segunda estrofa. Quería tener mi propio estilo, no ser la copia barata de algún buen músico. Mi música debía ser única, algo que jamás haya sido inventado y escuhado. Mientras garabateaba en mi cuaderno donde anotaba mis letras. Buscando los acordes. Había dado el primer paso, el primer escalón de un millón de escalones para llegar a la terraza del último piso del edificio. Estaba inscrita en el primer semestre de la facultad de artes y humanidades en la carrera artes musicales. Estaba emocionada, incluía composición algo que me apasionaba. El perfil de egresado era amplio. Bien había hecho el primer paso, que era el más difícil. El primer paso de mis inmensos sueños, aunque estaba lejos, estaba cerca.Sentía una gran emoción y expectativa, uno sola vez se vive. Por el momento vivía y respiraba de mis sueños. Caminé a casa saltando de un pie a otro como cuando era niña y caminaba sobre piedrecillas... cuando llegué, y la abuela fue la que abrió la puerta, la abracé saltando, gritando, por no decir llorando. Hay cosas que te apasionan tanto que quieres gritarle al mundo entero lo feliz que eres, que aunque te falta mucho, el primer paso es lo más importante. Estudiante de música, publiqué en facebook, ya me parecía a sus compañeros lampososos que ingresaban al primer semestre de medicina con sus mandiles en todas partes y sus padres presumiendo que tenían futuros hijos médicos. Por que nadie presumía de mí, iba a ser músico, cantante, iba a estudiar la música, el mejor arte de la historia. Estaba feliz y no me importaba los sueños de los demás, el mío por ahora se estaba cumpliendo.Pensé en Ethan y en lo que había pedido, él estaba en tercer semestre estudiando artes escénicas , me lo iba a topar en la facultad en alguno que otro momento. Sus facultades estaban juntas. Pensando cómo evitarlo lo mayor posible. Vibró mi teléfono, debajo de la almohada, un número desconocido.

—Hola, fideito, disculpa, Amy. —Justo el burro en el que pensaba. Blanqueando mis ojos, ocultando mi pupila y mostrando mis escleróticas blanquecinas, a pesar de que él no me miraba.

— Aló con quién hablo, ah no, espera, ya lo descubrí, el idiota de Alejo. 

—No imaginaba que te gustara tanto, que hasta mi voz reconoces, fideo.

—Ya quisieras animal.
—Tan temprano y con insultos, deberías lavarte bien esa boquita que tienes por las mañanas o sino le diré a la abuela.

—No me amenaces quien te facilitó mi número telefónico. Y mi abuela no es tu abuela. Ella es solo mía.

—Oye te hablo de forma educada. Pero el pueblo se te sale, no puedes evitarlo, pueblerina. Estoy pensando qué harás cuando llegués a la universidad.

—Dime como conseguiste mi número.

—Que importa, lo que importa aquí es que me debes muchos favores, ha pasado más de una semana en la que he tenido una voluntad enorme para no ir corriendo a contarles a tus abuelos. Pero ya sabes el corazón tan bondadoso que tengo. Hoy cantaré en el bar a las siete de la noche, ven a las seis de la tarde, porque necesito que me acompañes o sea debes hacerlo, tengo un trabajo para ti debes fingir que eres mi asesor musical o manager. El músico que contraté para la noche de hoy, me llamó que no vendrá así que tengo que improvisar, también canto ¿lo sabías? Será por cuatro horas, ya conoces mi bar, te espero aquí, si no vienes o interpretas mal el papel. Soltaré la sopa. 

—Oye, no, estás lo...co —colgó. Qué le pasaba al imbécil, se lo estaba tomando en serio. La estaba amenazando y obligandola a hacer algo que no quería y de lo cual Alejo se iba a arrepentir. Obedecer, cumplir expectativas. Aquello era lo que había odiado toda su vida. Hacer lo que otros dicen, la tarea, la escuela, se había acabado, cuando ya se podía sentir ser al fin un alma libre de esas ataduras y exigencias de obediencia aparecía el animal y le desbarataba sus ideales. Ironías de la vida. Nacer mujer, uno nunca se libraba, la maldición cuando no se obedecía, bajo el yugo de un hombre. No se había acabado la esclavitud en pleno siglo veintiuno.

Corazón de Unicornio❤️🦄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora