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Es un día corriente para Irené, un día donde todo en el mundo esconde sus sentimientos a través de una máscara para aparentar ser felices y maquillar su dolor.
- ¿Por qué hasta en los momentos más felices, todo esta "mejor" disfrazado y maquillado?-Se pregunta Irene mientras camina hacia la puerta, para cambiar sus sandalias por sus Convers altas de color rojo.- El mundo es una mierda, aunque las personas digan lo contrario- Últimamente ha estado lloviendo mucho, por eso antes de salir de la casa de su tía, Irené saca su paraguas con un degradado de negro a gris. Sale con el paraguas por encima de su metro 1.75, melena de color castaño, con un toque de rojo fuerte en las puntas y lentes con montura circular. Dirigiéndose así a su primer año de secundaria.
Ella vive en Seúl, con su tía, la cual quiere mucho, pero por otra parte tenemos a su prima, Kim Ha-neul, de la misma edad, a la cuál solo ignora, como si fuera una niñita de primaria, que ronda por la casa, chillando y dando pequeños berrinches por cualquier cosa.
Irené se da cuenta de que su prima le está diciendo que la espere desde el umbral de la puerta el cual ya se encuentra a dos metros de distancia, e Irené simplemente la ignora. Para seguir su camino
Irené esta 10 minutos tarde para su primer curso. Ha-neul ya se le había adelantado, pero no le intereso, ya que ella esperaba llegar tarde para sentarse al fondo de la clase. No es que ella sea una mala estudiante, es más tuvo las mejores notas en primaria. Pero por el simple echo de ser una "mestiza" y otros apodos, que empezaron a circular por primaria, decidió no llamar la atención.
Pero por otro lado, el chico nuevo en la ciudad, sí le preocupa llegar 10 minutos tarde, en su primer día. Y que sólo parece sentirse un poco nervioso, pero este no viene solo, tiene a un compañero que recién esta conociendo, que también va retrasado junto a él.

Irené estaba subiendo tranquilamente las escalera, con sus audífonos escuchando musica pop en inglés y unas cuantas en español, cuando de repente logra observar a dos chicos un poco apurados, trotando en la dirección que ella iba, cuando los chicos pasaron a su lado, uno de los chicos, la empujó sin querer por detrás, haciendo que los audífonos de color blanco, se se etrellaran contra las baldosas blancas de la secundaria, formando un ruido muy molesto para la ya mencionada. El chico sin más solo siguió su camino.
Mientras ella recoje sus auriculares, solo se dedica a decirle al chico pelinegro.-Ten más cuidado, idiota- dijo alzando demasiado su voz. Sin embargo el no la escucho y sin más desapareció a la vuelta del pasillo, Irené solo soltó un suspiro largo y pesado. Mientras se decía a si misma-ja y las expectativas de las chicas es encontrar a su "amor verdadero" chocando con el y tirando todas sus cosas- y prosigue su camino y dice con voz chillona y  batiendo las pestañas-pero o casualidad se chocan a sus cabezas o sus manos y así nace el verdadero amor- termina diciendo con una risita falsa e irritante.
Mientras ella doblaba la esquina observa como el pelirrojo, que había pasado por su costado hace un momento, estaba dando de su parte una reverencia a la maestra, quién a su vez, le deja pasar al salon.- Buenos días maestra- dijo el chico con una voz ahogada, gracias a la falta de aire, por su correr y con una gota de sudor haciendo su propio camino desde la frente hasta su barbilla.
Ella no le prestó atención y empezó a ver por la ventana, como llovía, hasta que llegó a su salón, tocó la puerta con un poco de flojera, en ese momento se le vino un maravillosa idea, escaparse y no entrar, pero en ese momento en el que se iba a dar la vuelta la profesora le abre la puerta, le regaló una sonrisa, un poco forzada y una reverencia a la maestra, pero la profesora ni se inmutó, e Irene dice casi inaudible para la maestra- Pero que forma de recibir a un alumno -
Ya dentro de el salon, con una escalera en el medio y asientos de dos al costado de cada escalón, los cuales ya estaban ocupados, la maestra le pregunta al pelinegro, que esta vez ya no tenía a su acompañante.
- ¿Supongo que usted es el chico nuevo?- dice la maestra pelinegra, con ojos negros profundos y tono de piel blanco- Si, me llamo Park Jimin- dice el chico con voz baja y un poco timido, por todas las miradas que venian de parte de las chicas dentro del salon- Y tú, supongo que te llamas..- dijo la maestra esperando una respuesta de parte de la pelicastaña- Mi nombre es Irene- dijo la chica con un tono frio, distante y cortante-Bueno, por llegar tarde, ustedes dos se sentarán juntos- La maestra busca la aprobación de los chicos, pero solo consigue un pequeño e insonoro si de Jimin- Por favor Jimin, preséntate- Dice, con un tono formal- Mi nombre es Park Jimin, soy originario de Busan, tomo clases de danza contemporanea y me gustaría ser bailarin- dice el chico con cierto toque rojo carmin en sus mejillas y mirada fija en el suelo de madera, por las pequeñas "conversaciones" entre los estudiantes-Irené, adelante- dice, por lo cual Irené pasa al frente
- Bueno, mi nombre es Irene y no deberían saber lo demás.-y prosuige la profesora- Bueno, ahora vallan a sentarse que vamos a empezar.
Ella asintió, empezó a subir las escaleras para llegar a su asiento, pero uno de los que se sentaba cerca a las escaleras, pone su pie con la intención de que la chica callera de cara, pero Irene se da cuenta y pasa por encima de su pierna- Oh cuanto lo siento, tienes que tener mucho cuidado, uno de estos días quizás te puedas romper la pierna- dice lo último cerca de el para que sólo la escuché ella, con cierto toque de arrepentimiento falso. Cuando llegó a su sitio, el chico al parecer tenía interes en ella, ya que era la única que, ni siquiera le había dedicado una mirada, en toda la mañana.
- Hola- Dijo el chico con una sonrisa que hacía que sus ojos se volvieran medias lunas, pero este no recibió respuesta algún, es más recibió un acto muy inesperado de la chica. Está automáticamente se volvió a poner los audífonos y puso play a su música.
Fue algo que definitivamente el pelinegro no esperaba
Después de ese pequeño "hola" toda la clase de álgebra y sociales, transcurrió sin ninguna palabra, de parte de los dos.
Irene solo se dedicaba a mirar por la ventana que tenía a su costado, por el cual las gotas de lluvia, formaban sus propios caminos, como si no les importará chocar con otras gotas, algunas solo chocaba pero no sé rompían o se juntaba, solo seguían su propio camino

Solo Contigo Y Solo En Esta Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora