у υи ∂яαgσи σвѕ¢єиσ.

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"Estarías a salvo en un cueva fúnebre llena de lobos hambrientos por arrancarte la carne fresca lentamente que entre quienes se declaran tus discípulos consejeros y te saludan ronroneando, al acecho, con esa sonrisa que despista toda forma de protegerte.

Nadie tiene que saber lo que hice para mantenerte con vida, aunque creo que es un poco tarde para ello. No te lamentes, eres el tesoro que ellos merecieron jamás; abrígate, aliméntate y sobre todo, si alguien quiere sacarte de aquí, no salgas...¿me oíste? Nunca...salgas de...la torre."

El destino de una familia clandestina que vive en permanente amor silencioso perece al tenue brillo del sol, ensordecedor y al rojo vivo, tal cuales los secretos del reino... ¿nombre? Gracias a lo que pasó, ha dejado de tenerlo.

Mencionar dónde aconteció es lo de menos. El tiempo es irrelevante.

Todo parece sacado de un cuento medieval de doncellas y donjuanes, pero nada es lo que parece. Esa frase me la enseñó mi padre. Aunque, con este maldito dolor de cabeza, no puedo recordar...quién de los dos fue.

Mi madre era la reina, por obvias razones.

La historia de cómo se conocieron mis padres es muy sosa y común, mas el sello mágico de su unión definió un fatal desenlace de aquel precioso auge. Mi hogar estaba predispuesto a quebrarse y hundirse pronto cual embarcación.

Somos náufragos viviendo la peor parte de portar la cara de la moneda que siempre debemos mostrar.

Sangre noble no mata. Sangre noble obedece.

Sangre noble es todo para cada plebeyo y constituye el ejemplo de una sociedad basada en ese ideal estructurado en la mediocridad y las apariencias.

¿Con qué derecho puedo yo respirar el mismo aire que un artesano, noble, imperfecto, complejo, caótico y hermoso por dentro, por fuera, por donde lo vieras? ¿Y con qué derecho elijo mi pasión?

¿Con qué derecho hago mi propio reinado? ¿Con qué derecho creo leyes que incluyen a quienes no debería? ¿Y con qué derecho soy superior a mi superior?

El derecho de ser libre jamás lo tienes estando atado a tu servicial vida como diplomática y mandataria, tampoco la igualdad y mucho menos al interferir en las acciones que se llevan a cabo por generaciones entre reinos para formar alianzas, contrincantes, tratados y guerras...oh, desgraciadas guerras.

No hay guerra más grande que aquella que se batalla entre dos corazones que laten al compás de una trágica canción, de esas historias en las que no quieres saber el final.

No, definitivamente estoy siendo subjetiva. La guerra más sangrienta es la que implica a inocentes, acabando con almas ignorantes, ¡mientras la peste sigue arrastrándose a través del sucio linaje!

Es el derecho de perder tu identidad para tomar el derecho de ser rey, reina, príncipe o princesa por derecho real, esa sangre noble.

Púdranse todos los amantes, apasionados, perdidos y alborotadores de la ley. Vayan a implorar clemencia en su Edén, aquella utopía que ustedes mismos inventaron y púdranse, repito, ¡ardan y púdranse!

Porque es exactamente lo que he concluido con todas las facetas del reino innombrable. La aristocracia se las apaña para encubrir al detalle los retoques para la pintura familiar.

Lo que ocultan los padres son los miedos irracionales que atormentan a sus hijos.

Heme en esta habitación lúgubre, sola. Desahuciada, abandonada y subestimada.

O quizás me temían a mí y al poder que profesaba para catalogarme como bruja. Incluso mi poder como "princesa" podría ser suficiente para ahuyentarlos.

¢αвαℓℓєяσ ѕιи ρяσρσѕιтσ, ρяιи¢єѕα ѕιи αяgυмєитσDonde viven las historias. Descúbrelo ahora