6 Planeando la sesión

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Pasó una semana desde que Oscar le dio a Cindy el libro azul, y en ese tiempo celebraron la venida del año 1995. También estaban a tan solo un día de celebrar el cumpleaños número dieciocho de Anna, y Cindy y Oscar a una semana de volver a la escuela.

Sin embargo, Cindy no había tenido oportunidad alguna de poder leer el libro azul sin riesgo a que la descubriesen. A pesar de que el libro era muy delgado, Cindy no contaba con la discreción ni con el tiempo necesario ni siquiera para hojearlo. Podría leerlo en la noche, pero si mantenía la luz encendida, aunque fuera la lámpara, sus padres podrían entrar y descubrir lo que leía. Podría irse a leer al granero, pero el problema era que en el segundo piso del granero no había luz, y la verdad, con todo lo que estaba pasándole, el granero parecía en ese momento un lugar espelúznate. Podría leerlo en la parte trasera de su casa, pero tampoco se podía, pues la casa tenía una puerta que llegaba a dar justo a ese lugar. En resumen, ninguna parte de la granja era segura, todas eran propicias a que la descubrieran leyendo un libro acerca de rituales de invocación espiritual. Tampoco era capaz de pedirle a Oscar que le diera un tiempo para leerlo en su casa, él ya había arriesgado mucho como para que ella le pidiera otro favor. Pero de algún modo tenía que encontrar un momento oportuno para leer sin ser descubierta.

Cindy estaba en su habitación, yendo de un lado para otro mientras pensaba en más lugares disponibles. Después de pensarlo por un tiempo, se sentó en su cama y se inclinó sobre sus rodillas, entonces sintió que algo le colgaba del cuello, y cuando se fijó, vio que era el collar de Cloopy. Cindy ya no podía aguantar más, así que decididamente y dispuesta a enfrentar lo que su familia le diría, se lo arrancó del cuello y lo tiró a la basura.

—Tal vez sea el momento de decírselos—se dijo ella misma—No puedo seguir escondiendo esto. Tienen que saberlo.

Al instante recordó todos los esfuerzos y sacrificios que había hecho Oscar para ayudarla, y todo con la simple promesa de no contárselo a nadie. Entonces Cindy se dio cuenta de que no era capaz de hacerle algo así a Oscar. Aunque se lo dijera a su familia e hiciera todo por no mencionar a Oscar, tarde o temprano ellos sabrían que al menos él estaba enterado de los movimientos de su hija, porque francamente sus padres ya sabían que la mayor parte de la confianza de Cindy estaba siempre con Oscar.

Pero antes de salir de su habitación, Cindy escuchó a sus hermanas hablando con sus padres en el piso de abajo. Aparentemente estaban tomando el té. Cindy lo vio entonces como una oportunidad para leer el libro, pero para asegurarse bien de que realmente estaban tomando el té, bajó y simuló servirse un vaso con agua, pero solo lo hizo para ver si estaban todos abajo.Y resultó ser que sí lo estaban, así que era posible que esa vez, los tres minutos que necesitaba para leer por fin fueran un hecho. Sin embargo, mientras Cindy se servía el vaso con agua, notó que Katie estaba llorando y el resto de su familia parecía estarla consolando. Cindy no se detuvo para averiguar qué le ocurría, así que siguió con su estrategia para leer el libro azul.

—Hija, ven, acompáñanos—dijo su padre.

—No, gracias—dijo Cindy, y se marchó a su habitación a paso veloz antes de que la detuvieran, pues ella supo que eso no había sido una pregunta.

Con la seguridad de que todos estaban abajo tomando té, y que ninguno parecía que iba a subir pronto, dejó la puerta de su habitación entreabierta para estar preparada por si alguien se aproximaba. Luego sacó el libro azul del closet en donde estaba guardado y se fue a sentar a su cama para leerlo.

Pero cuando abrió el libro, tuvo la extraña sensación de que algo venía, y súbitamente su entorno cambió. Ya no se encontraba en su habitación, sino que estaban ella misma, su familia, Oscar y un chico que no conocía, en una oscura y relampagueante noche, corriendo en dirección hacia la salida de la granja y hacia la carretera, pero antes de llegar, una gran columna de fuego les evitó el paso, y cuando Cindy se volteó, una sombra con la silueta de una mujer se divisaba en el cielo. La sombra que se veía en el cielo susurraba estruendosamente con una voz mitad grave y mitad aguda:

CLOOPYWhere stories live. Discover now