13 La sesión de espiritismo

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El interior de la casa estaba tan oscuro que el grupo apenas podían ver sus pies mientras caminaban hacia la sala. De pronto, Rosa se tropezó con algo cuando se dirigía al interruptor de luz. Sin poder distinguir aún con lo que había tropezado, se vio obligada a encender la luz, y en ese instante, todos contemplaron una casa muy desordenada.

—Cielo santo—exclamó Rosa.

Los muebles estaban destruidos. El algodón de los sofás sobresalía de las rasgaduras, y las cortinas estaban tan destruidas que parecían como si un gato las hubiese arañado. Era evidente que Jorlayna fue la responsable de todo eso mientras los Brandon estaban fuera. Y en el techo que estaba justo arriba del comedor, había un aterrador mensaje escrito con una sustancia roja que parecía ser sangre. El mensaje decía: Todos morirán.

—No se asusten—dijo Cindy—eso es lo que ella quiere. Se alimenta de nuestro temor.

—Muy bien—declaró Cristopher, su rostro ya estaba limpio pero su ropa seguía muy roja por la sangre que salió disparada del abismo por donde Orkie fue arrastrado— ¿Ahora qué, Kal?

—Necesitamos unas cosas: velas...

Pero Cindy lo interrumpió.

—Espera, Kal. Tengo algo que será de mucha más ayuda—dijo.

— ¿Te refieres al...?—intervino Oscar.

—Sí—afirmó Cindy—el libro azul.

Cindy caminó a la sala y abrió el cajón en donde lo había metido la última vez.

—No. No puede ser—exclamó al abrir el cajón.

— ¿Qué, qué ocurre?—preguntó Katie.

Del interior del cajón, Cindy sacó un libro pequeño, azul, muy delgado, y totalmente hecho trizas. El libro azul había sido destruido.

—Jorlayna lo hizo pedazos—dijo Cindy mostrándoselo a todos—No puede ser, era lo único que teníamos para saber qué hacer.

Oscar no se preocupó. Ya no necesitaban más ese libro, pues tenían a la persona indicada que conocía todo lo necesario para llevar a cabo una sesión.

—Cindy, no te preocupes. Tenemos a Kal ¿recuerdas?—reparó Oscar.

—Sí, lo sé, pero...

— ¿Pero...?—preguntó Kal, quien la había escuchado.

—Nada—dijo Cindy.

—Muy bien, hay que prepararnos. Señor Brandon—indicó Kal—coloque esa mesa en el centro de la sala y retire los muebles. Katie, busca velas y fósforos. Anna, tú...respira y tranquilízate. Señora Brandon, retire todos los objetos filosos que tengamos cerca y colóquelos lo más alejados que pueda de nosotros.

— ¿Por qué debo retirar los objetos filosos?—preguntó Rosa.

—Cuando los espíritus se enfadan, suelen arrojar objetos a los mortales con la intención de matarlos. Por eso necesitamos que no haya nada filoso o pesado cerca— explicó Kal—lo que me recuerda: ¿usted tiene algún arma, señor Brandon?

—Eh, sí—respondió Christopher.

—Bien, ¿Dónde está?—preguntó.

—En mi habitación, cerrada con llave.

—Perfecto, eso es todo.

Inmediatamente, todos comenzaron a hacer lo que Kal había indicado. Pero Cindy y Oscar eran los únicos a los que Kal no les dijo qué hacer.

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