Capítulo 37. Confesión En El Muelle

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Capítulo 37. Confesión en el muelle:

–No puedo controlarme cuando estoy a tu lado –volvió a rozar sus labios con los míos–. Y tu tampoco...

Maldecí a mis adentros, tenia razón. Odiaba los sentimientos que tenía cuando estaba a su lado.

–Basta Macarena por favor –susurré, sin embargo no tenía la fuerza de voluntad como para alejarme yo.

–Estoy loca por ti Lindsay –siguió acariciando mi abdomen.

Cerré los ojos con fuerza odiándome, odiándome por ser tan débil, odiándome por sentirme en las nubes cuando me mira de esa forma tan excitante, odiándome por derretirme ante su tacto.

–No sigas –dije temiendo abrir los ojos.

–No puedes evitarlo... Sientes cosas por mi, como yo por ti –podía sentir su respiración como si fuera la mía.

Su presencia me hacia delirar.

–Te he dicho que pares –dije sin separarme de ella.

Sentía que nuestros cuerpos eran como un imán, no podía por mí propia voluntad separarme.

–Necesito volver a tenerte –susurró Macarena y todo mi cuerpo se estremeció.

Y sin pensarlo más tome sus labio superior y lo saboreé, lo succione y jugué con él, Macarena se dejó llevar pero inmediatamente tomó el control y respondió mordiéndome los labios. Yo estaba completamente extasiada.

Me agarró por la cintura con ambas manos y sin despegarse de mis labios caminó haciéndome retroceder, me guió a la habitación. Cuando llegamos a la cama ella me hizo sentar. Con la respiración agitada por el intenso beso la miré con deseo.

Ella se quitó la polera y sentó sobre mí, con sus piernas a mis lados. Volvimos a unir nuestras bocas desesperadas, yo acariciaba toda su espalda y Macarena me agarraba de la nuca para apegarme más a ella. Sus mordidas me prendían.

Llegué a su sostén y lo desabroché. Bajé a su cuello, ella inclinó su cabeza hacia arriba dándome el espacio mientras yo le mordía y besaba el cuello, le quité el sostén y acaricié sus senos con mis manos, ella se quejó placentera. Nos mirábamos mientras yo los moldeaba y apretaba con mis dedos.

Nuestras respiraciones eran agitadas. Acerqué mis labios a unos de sus pezones, lo succioné y mordí despacio. Ella gime y con aún su mano en mi nuca me guía al otro. Luego busca mi boca y me besa excitada, mientras que mis manos nuevamente recorren sus senos.

Bajé las manos y le quité el pantalón como pude, nos separamos para así lograr sacárselo más rápido. Ella se volvió a sentar en mí para unir nuestros labios. Agarré su trasero e hice presión contra mi cuerpo, Macarena se quejaba en mi oreja haciéndome estremecer, haciéndome perder la cordura por completo.

Se separó de mí y me miraba intenso, yo le correspondí jadeando, estaba pérdida en su mirada. Macarena toma mi mano derecha y me guía hasta su zona íntima, yo la miraba con lujuria. Ella se levanta un poco y ubica mi mano, corriendo sus bragas. Acomodé mis dedos y ella bajó despacio haciéndome entrar.

Macarena cerró los ojos, frunció el ceño y gimió. Moví mis dedos de forma circular, lo que la hizo gritar desesperada. Me tomó de la nuca y acercó nuestras bocas.

–Yo no puedo olvidarme de ti –me susurraba entre cortado.

Yo la miré fijamente, llena de pasión, fuera de mí. Olvidé todo, olvidé a Javiera, olvidé mi enojo, olvidé mi alrededor, sólo éramos las dos.

Macarena comienza a moverse despacio encima mío. Acompañando mis movimientos hice presión con mi mano libre sobre su muslo.

Ella se quejaba sin parar, una y otra vez, eso me prendía aún más. No nos besábamos, sólo nos mirábamos fijo y penetrante, nuestros labios en cada embestida de Macarena se rozaban.

Stay With Me ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora