Al final, El amor siempre gana (Ragoney)

CAPÍTULO 15: malentendidos, obligaciones y amenazas

Holaaa bonitoos!!
Aquí tenéis el capítulo 15, sé que he tardado un poco en actualizar pero he estado liada con la Universidad y no he podido escribir apenas.
Gracias a todos por seguir leyendo la historia😊
Hoy es mi cumple y qué mejor regalo que actualizando y que lo leais.
Quería desearos feliz Halloween y que lo paséis súper bien
(Aproximadamente 4.4k palabras)

Ya os dejo con el capítulo, disfrutad

Ricky y Raoul estuvieron hablando en casa de éste último de un tema que el rubio llevaba varios días rondándole la cabeza

-Quiero bautizar a Alejandro

-Me parece una idea genial rubio –dijo sonriendo- ¿Pero cuándo?

-No sé, pronto, he ido a hablar con el cura y dice que lo más pronto que tiene es en dos semanas, tampoco quiero hacer nada del otro mundo, vais a venir lo más importantes

-¿Se lo has dicho a Agoney?

-No, todavía no, pero quiero preguntarte algo antes..., ¿Tú querrías ser el padrino de Alejandro?- le dijo

-Hombre yo encantado enano, aunque no tenía ninguna duda de que ese puesto iba a ser mio- le dijo abrazándolo-

-Eres idiota –dijo correspondiéndole el abrazo-

-Tú sabes que yo quiero a ese niño como si fuera mi sobrino de verdad, si tú quieres que yo lo sea, yo lo soy

-No voy a encontrar a un padrino mejor –dijo dándole un beso en la mejilla

-Entonces no se hable más, ese título es mío

Agoney y Raoul en lo último que habían quedado era en que, al día siguiente Agoney iba a ir a recoger a Alejandro temprano para pasar el día en casa de éste con Valentina.

Raoul se lo había prometido hace un tiempo a Valentina y no podía decir que no ahora. No le hacía mucha gracia estar separado un día entero de su hijo pero en cierto modo comprendía que Agoney quisiera pasar un día entero con él en su casa. Era más cómodo tenerlo en casa que ir cada vez que quisieras verlo a otro sitio. En cierto modo lo comprendía.

Desde que pasó lo que pasó, Raoul fue el que recibió al niño y por lo tanto el que se lo quedó con él en su casa. Después, cuando regresó y Agoney se enteró, no le dijo que él también quería llevárselo a su casa, y mejor, porque si no hubiera sido un gran problema que habrían tenido que resolver.

Hasta el día de hoy, todavía no habían tenido esa conversación y a Raoul en cierto modo le preocupaba, le inquietaba, ya que, él se ha acostumbrado a estar todos los días y casi las 24h con el niño y si ahora tuvieran que decidir que Alejandro tendría que pasar algunos días en casa de Agoney y separado de él lo iba a pasar mal. Esperaba que Agoney no le dijera eso, él siempre iba a tener las puertas de su casa abiertas para cuando quisiera ir a verlo pero por dentro tenía miedo de que Agoney le dijera que se lo quería llevar con él.

Su hijo es lo que le había hecho salir adelante después de enterarse de toda la verdad, se convirtió en su pilar, en su sustento, en su felicidad a partir de ese día, en su vida entera, nada mas pensar que ese ser humano tan chiquito dependía de él le daba terror pero también estaba dispuesto a asumirlo y a educarle con todo el amor que le tenía.

Además, por otro lado, no le inspiraba nada de confianza el marido de Agoney, que no sabía si iba a estar o no en su casa con ellos ese día, pero, no le gustaba un pelo que ese hombre estuviera cerca de su hijo.