내 영원한 존재.

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"Cuando la noche esté por terminar, tendremos que retroceder el tiempo."


Y por primera vez en mucho tiempo, decidí mirarle a los ojos, lentamente alzando mi cabeza y parpadeando.

¿Extrañabas esto?

En menos de tres segundos, mis ojos habían cambiado su dirección y en mi cabeza el torbellino solo aumentaba. Y aunque eran emociones, todas derivaban en miedo.

Se sentía tan bien, que temía no volver a poder mirarte de esa forma.

Sin planearlo, busqué la dulzura en tu mirada y la encontré, pero ya no se sentía igual...

Esta vez, la culpa era palpable.

Querer continuar y mirar con intensidad a alguien más, sin pensar en qué podría pasar con mi corazón, era como un sueño para mí.

Y de nuevo me estaba yendo de bruces, pero te encargaste de, sin saber nada, detenerme.

Tú avanzas, justo como una tormenta pasajera mientras que la lluvia seguía mojando mis párpados, al punto de no saber si eran gotas de lluvia o lagrimas las que se escurrían por mi rostro.

El dolor en mi pecho iba más allá de solo miedo, el temblor en mis manos era constante pero mis labios solo querían pronunciar tu nombre. Y no, no estaba bien.

Jamás estará bien.

Creo en el destino, más no lo comprendo. Quisiera poder comprenderlo de la misma forma en la comprendo el cielo y sus colores, de la misma forma en la que tu mirada triste va de arriba hacia abajo, mientras que jamás notaste mis lagrimas.

Y justo como mis lagrimas, jamás notarás que me he ido.


"Me duele más cuando sonrío que cuando lloro."


Siempre recordarás todo esto de mí. Con amor, con odio, da igual, lo recordarás mientras sientes. 

Jamás notarás la soledad en la que me ahogaba yo misma, y no te culpo, siquiera yo lo hice.

Algunos tardamos siglos en darnos cuenta de que la eternidad es tan relativa, y el amor duele más de lo que podemos imaginar. Estamos creados para otra persona, pero todavía no entendemos que tal vez, el mundo no fue creado para nosotros.

Desenredar un hilo rojo es fácil, pero juntas las piezas de alguien no. Y mientras aquella maldita cuerda cuelga de mi meñique, la miro con tristeza mientras siento otra parte de mi romperse.

Entonces, todo parece insípido como yo, y me doy cuenta de que mi dulzura llega hasta mis labios sin ir más allá. Cuando muera, finalmente, el verdaderó insípido yo saldrá.

Mostrando que la dulzura no era parte mi... pero me acostumbré a tenerla para tí, en la punta de mi lengua.

Run Away.Where stories live. Discover now