Gánatelo...

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+Cuéntamelo... - me susurra.

Suspiro.

Soy incapaz de contárselo, ni esta ni ninguna. Pero creo que debe saberlas ya que él también se incluye en mis sueños.

-Todo empieza con una caricia... -comienzo a narrarle. - Una suave, fría y erótica caricia, para luego apoderarte de mi cuerpo de miles de maneras... Pero nunca donde mi subconsciente desearía... y sobre todo siempre se acaba cuando siento llegar el último y más abrumador de los gemidos, ese que me llevara al clímax, al placer, a mi esencia; siempre me despierto antes de que finalice. Y siempre me despierto igual: sudada, casi sin aire y con aturdida por el sueño. - concluyo, pero aún queda más. - Después de que me hicieras aquella propuesta fue cuando tuve el primero, pero eso tú ya lo sabes... Estos nueve siguientes días no hay noche que no aparezcas en mi sueño para seducirme con tus caricias... ya sea en la cocina, encima de la encimera; en el baño, mientras me estaba duchando; en mi cama; en tu cama; en medio del pasillo... -dije.

Silencio, eso era lo que se escuchaba con su relajada respiración.

Cogió aire.

+Mira - me dice, mientras pega su pelvis a mí. Su sexo esta duro y erecto. - Esto es lo único que el ser que en tus sueños se crea utilizando mi rostro no puede llegar a darte, y creo que sé el por qué. Porque tiene miedo de no llegar a ser igual que yo, ya que hasta que no lo sientas, físicamente y realmente, tu subconsciente no sabrá cómo crearlo para ti. - soltó una pequeña risa- Al igual que el ser de mis sueños, utilizando tu rostro, nunca me sabe dar. - respondió.

Un momento. "el ser de mis sueños, utilizando tu rostro, nuca me sabe dar." ¿Él también tiene sueños conmigo? Me giro para verle la cara. Sus ojos destellas ansias, excitación y anhelo.

- ¿Tú también...? - no sabía cómo preguntar.

+ A si es, y fue justo después de escucharte la primera noche... como gemías, como me suplicabas más cuando yo no podía darte... mis sueños transcurren parecidos a los tuyos... Te encuentro en un lugar de la casa, me permito acercarme a ti... acariciarte... escucharte... te dejas guiar por mi... y yo por sus súplicas... y cuando siento surgir tu gemido y gruñe el mío... es cuando me despierto... pero es peor despertarme... ya que te oigo respirar costosamente el otro lado de la pared. -respondió.

Mi mano intuitivamente le acaricia la mejilla... Él suspira, calmándose con mi tacto.

Me acerco y le doy un casto beso que el acepta.

-Gánatelo...- le rete.

La expresión de su cara cambio por alegría y esperanza.

+ ¿Perdona? - me respondió y comenzó a hacerme cosquillas.

Yo comencé a retorcerme en sus brazos.

-Para... -le suplicaba. Cuando estuve cerca de él paro.

Me sonrió.

+Eso está hecho. - respondió para luego besarme.



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