XIII. 𝑳𝒂 𝒂𝒈𝒐𝒏𝒊𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐𝒏.

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-¡Yuzuko! - su grito fue ahogado por una bofetada, automáticamente se sobo su mejilla. Miro a quien provocó su dolor y un color rojo en su mejilla.

Era Natsuko quien solo sonrió con superioridad ante la perdida de su canina. Estaba apunto de golpearlo pero el interés por ver a su mascota corriendo entre los arbusto de la academia le impidió darle una bofetada.

Con miedo se asomó, miro por todos lados. No había nada solo multitud de personas asombradas ante la pequeña actuación de su compañero. Natsuko.

- ¿¡Cómo te atreves!? - le dió un envión haciendo que el joven cayera en los brazos de algún compañero quien por instinto lo sujeto con fuerza.

- ¡Agh, suéltame! - forcejeaba pero el chico era más fuerte.

- ¡Kagari Natsuko! - regaño el director con autoridad - Estás expulsado de esta academia permanentemente por traer armas.

- ¿No te basto con acabar con todos lo que amo?- apretó los dientes con fuerza.

- Oh querida amada - agarro su mandíbula haciendo que la mire a los ojos directamente - No sabes lo que te espera.

Mei alejo su mano con violencia. Dejo a Natsuko con el director quien lo regañaba por su estúpida actuación.
Bajo los pisos rápidamente, observando como los alumnos se alejaban y dirigían a sus perspectivas aulas.

-¡Yuzuko, yuzuko, yuzuko. Responde por favor!...- buscaba entre los arbustos, pero no había rastro alguno de la canina - No me dejes..

El peso de las rodillas era mucho, se dejó caer en el pasto húmedo de la academia. Llevo sus manos al rostro blanquecino de la azabache.
Comenzó a sollozar una y otra vez, el amor a su canina era incondicional. Se había ganado su cariño en tampoco tiempo.

"Guaf...Guaf"

Retumbó su corazón al escuchar el ladrido de su sabueso. Levantó su débil cabeza en dirección del sonido trepidante.
Era la híbrido, en su forma humana. Se acariciaba la cabeza sangrada por el gran golpe que se había llevado con uno de los grandes y torcidos árboles.

- ¡Yuzu! - se levanto del pasto corriendo en la dirección de la híbrido. Sin pensarlo mucho la abrazo importandole poco las heridas de la rubia. - Creía que...

- Obvio no, tonta - una cansina voz salió de los labios de la chica híbrido. Con dolor en sus articulaciones abrazo a su dueña, y su cola la movia de un lado a otro.

- No vuelvas hacerme eso idiota - sollozo por última vez para así separar aquel abrazo con un pequeño empujón en el pecho de la rubia.

- Vayamos a casa, antes que alguien nos vea - susurro la de menor estatura.

Yuzu tomo nuevamente su forma canina, mei doblo un poco sus rodillas para recibir a la husky y cargarla en brazos. Comenzó a acariciar a la sabueso.

Apresar de llevar dicho susto hasta el culo. El corazón de mei se había destruido de una horrible manera, lamentándose de muchas cosas. Llenado el sentimiento de odio y resentimiento en aquel odioso castaño.
El corazón de mei se había llenado de alegría cuando descubrió que su canina era una chica común..."especial". Aclarando que era algo raro que fuera una híbrido. Pero compartiría parte de su vida con esa chica tan linda.

Debido a que Natsuko había llevado un arma. Las clases se suspendieron, así que cada alumno se retiró a su hogar,uno entre ellos, mei con yuzuko.
El problema fue que el chico de cabellos lisos vio toda la actuación de las chicas.

- vaya...así que es una híbrido. Será grandioso.

Más que tu dueña || 𝐴𝑢 𝐴𝑛𝑖𝑚𝑎𝑠ℎ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora