Llego a la ciudad el magnate de la tristeza y su espectáculo de leones hastiados.
Sentado en la mesa del lúgubre bar, el joven Dandelion se acariciaba la sotabarba con un lápiz.Entonces vino el gordinflón elegante con dedales de oro, llegaba de las vacaciones en el Lago de Como, y con ardid añadió “deja esas notas, entiérralas en la libreta roída, llego la hora de madurar tus ideales, vas a someterte chantaje económico”, entonces el joven despeinado pensó “No me conmueven tus voraces palabras y menos si se tornasen melindrosas”. Hay hojas arrancadas con letras garabateadas sobre Rimbaud y un hombre atormentado que perdió el control ante Zverkov. Pasadas las horas imaginaba nítidamente el rostro Alexa Wilding mirando a través de su granada y sin mover un dedo, mientras sus pupilas eran agitadas por una ventolera de ideas contradictorias, incapaz de decidir que rodilla flexionar primero para emprender un arduo camino. No da el gordinflón más de una oportunidad, solo suelta sus leones, vestidos con loriga, para exterminar las quimeras del joven, son la gallardía de la férula y la rectitud.Ya fueron demasiados tus desbarros como para no estar decepcionado.
Así que Dandelion aun de la tez de un sol pintado por un niño, fue a pedir consejo al cazador de Soest. Juntos devoraron todo el pan pumpernickel y escanciaron toda la cerveza que pudieron, y le pregunto ¿Dónde están tu elegante caballo y tus lujos?. Entonces comprendió en su historia como las cosas se marchan y otras vuelven, todo puede ser un camino de curvas o una autopista vacía. Pero no sin antes pasar la noche entre anécdotas que brotaron de las raíces del ingenio, otras de la valentía y las ultimas de la inexperiencia. Al final, quizás todo será un reencuentro de las piezas fabricadas honrando soles, pero al volverse el cazador con sombre de mosquetón y laúd se había perdido por una colina.
Peces de río, jilgueros con picos de marfil, cascabeles, sonrisas blancas y lágrimas oscuras, el rastro de un hermano elefante caído, señales reciprocas al espacio, playas desiertas, bosques sin sol, un barco encallado oxidado y flores de colores,Hydrurga leptonyx, abrazos del amor, señales de humo al oeste del río Bravo hacia Mongolia, una llamada de las Islas Cook hacia Svalbard, mares pacíficos, amigos que se van otros vienen, paz interior, piel sensible a la brisa, una imagen de juventud en la retina gastada… trompetas.
Mientras en algún lugar Dandelion se iba deshaciendo un poco más ante el soplido de las horas pasadas, esto era previsible. Quisiera ser un alcatraz que vuela por encima de las olas, para caer con mirada fría ante sus fútiles visiones de juventud.