Capítulo 27

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Patrick está parado justo en frente de mí y en este maldito momento estoy petrificada. Sus ojos me ven confusos y creo que puede notar el terror que está corriendo por mi torrente sanguíneo ahora. Sé de antemano que esto va a terminar mal en el momento que me hace a un lado y se adentra en el departamento.

Reacciono casi al instante, pero es tarde y no puedo evitar lo que está pasando ahora mismo. Patrick mira directamente a Zac quien le devuelve la mirada de forma confundida e incluso algo molesta. Mi ex novio dirige su atención de nuevo hacia mí e intento decir algo, pero las palabras se niegan a ayudarme.

— ¿Quién es este? —Patrick pregunta con el mismo tono que usó mi padre la primera vez que vio a Zac cerca de mí.

— ¿Qué haces aquí, Patrick? No puedes venir cuando se te antoje —siseo algo molesta.

Patrick parece sorprendido por mi tono, pero se las arregla para alejar esas emociones como de costumbre. Abre la boca para decir algo, pero se detiene y la cierra de nuevo. Concentra su mirada nuevamente en mi invitado y se dedica a arreglar su traje carísimo, pero no habla en lo absoluto.

— Quería saber cómo estabas Em, mañana es la cena de ensayo y pensaba en pasar por ti como a las siete —habla de manera monótona y en ningún momento me mira, sus ojos están puestos en Zac.

— No iré contigo a la cena de ensayo.

— ¿Por qué no? Eres mi prometida.

Un balde de agua helada cae sobre mí. Cuando me doy cuenta de lo que realmente implican esas palabras, veo todo correr a una velocidad sobrehumana. Veo a Zac tomando su bolso y saliendo lo más rápido posible del departamento y veo la asquerosa sonrisa de superioridad que Patrick le dedica.

Mis piernas van más rápido que mis pensamientos cuando salgo corriendo tras Zac, ignorando por completo los gritos de Patrick a mis espaldas.

El ascensor se cierra impidiendo que pueda pararlo y corro a toda velocidad por las escaleras hasta llegar al lobby del edificio. No puedo ver a Zac por ningún puto lado, por lo que salgo empujando las pesadas puertas de acceso. Tony, el portero, me desea las buenas noches, pero apenas soy consciente de devolver el saludo porque me dedico a correr a través de la avenida lo más rápido posible en un intento de alcanzarlo.

— ¡Zac! —mi grito estrangulado hace que frene en seco. Se voltea y me cuesta reconocer al hombre que tengo frente a mí—. Lo siento, te juro que lo que te dijo Patrick no es verdad. Terminamos hace meses y no sé porque demonios hace todo esto.

— Em, no lo entiendes… —Su voz suena apagada y carente de emociones—, no pertenezco a tu mundo. La mirada de ese idiota es exactamente igual a la que me dedicó tu padre. Jamás estaré a su nivel.

— Eso no me importa —hablo con el corazón en un puño.

— Te importará, bonita. —Mi corazón se estruja ante la dulzura mezclada con el dolor de su voz—. Me gustas Em, no sabes cuánto, pero no puedo competir con él.

— No tienes que competir con nadie, Zac. No sé qué demonios le pasó por la cabeza al decir eso, pero no estoy con él. Ya no más. —Avanzo un paso más cerca de él y soy capaz de ver la esperanza en sus ojos, pero sacude la cabeza apartando todo atisbo de sentimiento.

— ¿Sabes lo que me está costando no volver para romperle la cara? —pregunta más para sí mismo que para mí.

— Zac...

— No, Em. Lo mejor es esto porque no podría aceptar que me vuelvan a romper el corazón.

Me congelo al oír esas palabras. Zac teme que yo lo lastime como ya lo hicieron antes, probablemente esa tal Camile tiene que ver en todo esto y en este momento quiero ir a buscarla y darle la cabeza contra el concreto para que se dé cuenta del maravilloso hombre que perdió. Ahora mismo me niego un poco a la ilusión que traen las palabras de Zac porque no quiero emocionarme, sí le doy la importancia que creo voy  a pensar que está enamorado de mí y me conoce desde hace tan poco tiempo que me asusta. No sé cuál es realmente ese temor, que él esté enamorado de mí o que yo quiera rendirme ante sus pies, permitirlo y corresponder el tan ansioso sentimiento.

No sé cuánto tiempo pasa para darme cuenta de que estoy sola en el medio de la avenida y el taxi ya va doblando en la esquina con el chico que me está enseñando la nueva seguridad que puedo poseer. No quiero perder eso, no quiero perder a Zac. Pocas personas te hacen sentir bien contigo mismo en el camino de la vida y es nuestra responsabilidad hacer lo mismo por ellas.

Entro en mi departamento con una pesadez desconocida en mis músculos y en mi corazón. No sé qué voy a hacer para arreglar todo esto, pero debo intentar por mi salud, no sobrecargarme porque conozco la sensación que está creciendo en mi pecho y no quiero pasar por otro ataque de pánico ahora mismo. Tomo mi teléfono y le escribo un mensaje a Aiden, es corto y preciso.

Ven. 

Cuando me volteo intento armarme de toda la fuerza de voluntad posible para no darle con una silla por la cabeza al idiota que se tomó la vergüenza de esperarme en mi sala como si nada hubiera pasado.

— Vete de aquí, Patrick. No iré a la maldita cena contigo y no tienes ningún derecho de venir a mi casa a estas horas a exigir algo.

— Pero ese tipejo sí —afirma, pero parece una pregunta.

— No te debo ninguna explicación con respecto a mis amistades, tú ya no formas parte de mi maldita vida —estallo contra él.

Mi garganta arde debido al nudo que se está formando ahí, pero no me permito llorar. Estoy cansada de hacerlo por él.

— No lo entiendo, por el bien del negocio de nuestros padres vamos a terminar juntos.  No comprendo tu enferma necesidad de seguir victimizándote por algo que ya pasó. —Su tono es igual de alto que el mío, pero no me dejo intimidar.

— Lárgate —escupo furiosa.

— Sabes que tengo razón, ¿cuánto tiempo más podrás estar sin la jodida estabilidad que solo yo puedo ofrecerte? —cuestiona con molestia y no puedo evitar reír.

Una risa de mierda y sin un atisbo de humor sacude mi cuerpo. ¿En qué siglo cree que estamos? No necesito nada de este estúpido presumido y me molesta haber malgastado dos años de mi vida con él.

— Vete, ahora mismo y no vuelvas a poner un pie en mi departamento —bramo con veneno puro en mi voz.

— ¿Puedes pensar con claridad por una vez en tu vida? Todo lo que hago es por nuestro futuro…

— ¡Largo!

Mi grito resuena en todo el espacio y en este momento no me importa estar armando una escena ni lo que pueda escuchar mi única vecina, solo quiero que se vaya de mi campo de visión para poder relajar la maldita ansiedad que se está apoderando de mí.

— Patrick, vete —la voz de Aiden se abre paso entre mis oídos y volteo a toda velocidad.

Está en pijama y medio despeinado, su respiración es irregular y eso solo me hace ver que salió corriendo en cuanto recibió mi mensaje. No me doy cuenta de las lágrimas hasta que las siento rodar libremente por mis mejillas, corro sin importar la poca distancia que hay entre nosotros y me escondo en la seguridad que está entre los brazos de mi hermano.

— Aiden, amigo…

— Solo vete, no te acerques a ella o te aseguro que olvidaré que en algún momento fuiste mi amigo. —Aiden le habla de forma neutra, pero lo conozco y sé que está furioso.

Patrick no contesta nada más y simplemente sale por la puerta sin mirar atrás. Los pequeños sollozos sacuden mi cuerpo, pero no es por la pelea con mi ex novio sino por el miedo que crece en mi interior… El miedo de no volver a ver a Zac.


¿Cuántas con ganas de matar a Patrick? Estoy creando asesinas 🔥😂 espero que disfruten el capítulo y que tengan un lindo fin de semana ♡ los leo...x

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