Capítulo 14. El mejor beso

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No podía creer que Alexander estuviera parado frente a mí, sentí que todo a mi alrededor se detenía. Lo observé con los ojos entrecerrados debido al agua que caía con demasiada fuerza.

—¿Qué haces aquí parado bajo la lluvia?

—Te estaba esperando —me dijo, mis ojos se abrieron asombrados—, vámonos a casa, la lluvia va a empeorar —comencé a caminar junto a él, se veía diferente a lo usual, como asustado o algo parecido—. ¿Estabas con Harry? —me preguntó, asentí sin mirarlo—. Escuché que te propuso matrimonio —alcé ambas cejas, seguramente las chismosas de Sue y Jean le habían dicho.

—Sí, lo hizo —le dije mordiéndome el labio—. No todos me desprecian, ¿sabes? —musité.

—¿Qué le respondiste?

—Eso no es asunto tuyo —le dije frunciendo el ceño.

—Supongo que no —me dijo y seguimos caminando bajo el paraguas en silencio por un rato.

—Me voy a mudar —le comenté—, lo decidí con mi padre, de otra forma estaría interfiriendo con tu matrimonio y no quiero hacerlo —le dije, en ese momento tomé una decisión importante respecto a mi vida—. Me casaré con Harry —algún día, bueno, eso si me perdonaba de lo que le había dicho ese día, aunque no lo culparía si decidía ya no casarse conmigo—, y tú... tú te casarás con Lottie.

—¿De verdad lo amas? —me preguntó, me detuve dejando que la lluvia me mojara y lo miré.

—Pues sí —le dije frunciendo el entrecejo—, Harry me ha amado desde el primer año de preparatoria, siempre ha estado ahí para mí, él nunca ha ocultado sus sentimientos.

—¿Y te enamoras de todas las personas que te dicen que te aman?

—¿Qué hay de malo en eso? ¡Estoy cansada de estos cinco años de amor no correspondido! ¡Merezco ser feliz con alguien que sí me ame! —le dije exasperada, apreté los dientes—. ¿Por qué no mejor piensas en tu futuro con Lottie y te olvidas de mí? —él negó con la cabeza y cerró la mano alrededor del paraguas hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

—No.

—¿No? —lo miré molesta—. ¿¡No qué, Alexander!? —grité, él me observaba con una expresión en el rostro que jamás había visto en él—. No puedo seguir con esto, sólo olvida todo lo que ha pasado, cásate con Lottie y déjame a mí ser feliz con Harry, porque yo lo amo —dije mirándolo a los ojos, ésa había sido la mentira más grande que jamás había dicho.

—¡Claro que no! ¡Tú me amas a mí! —me dijo alzando la voz—. ¡Y no serás capaz de amar a nadie más! —apreté la mandíbula, tragué saliva y clavé mi vista en él.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? —dije con un hilo de voz, no tenía planeado que sonara así, pero estaba demasiado fastidiada, dolida, desesperada, había tantas emociones en mí que ya no me importaba llorar frente a él, porque era verdad lo que él decía—. Tienes razón, es justo como lo dices, ¿pero qué puedo hacer? —lo vi, formé una delgada línea con mis labios y luego bajé la mirada, una lágrima recorrió mi mejilla—. Tú no me amas, siempre andas diciendo que soy una molestia y no... no te preocupas por mí —comencé a balbucear en cuanto vi a Alexander aproximándose hacia mí—. Ni siquie... —no pude pronunciar otra palabra, me quedé muda al sentir su mano en mi mejilla, abrí los ojos y lo miré, sus ojos avellana observaron los míos y luego bajaron hasta mis labios—. ¿Qué... qué planeas, Alexander? ¿Es otro de tus juegos como en la graduación? —el negó con la cabeza, se inclinó hacia mí y posó sus labios sobre los míos. Tardé unos segundos en reaccionar, esta vez nuestros labios duraron juntos mucho más tiempo que la primera vez. Deslicé mis manos por su pecho hasta que llegué a sus hombros, enrollé mis brazos alrededor de su cuello, mis dedos se enredaron en su cabello dorado. Él dejó una de sus manos en mi nuca y la otra la colocó en mi cintura, no dejó de besarme en todo ese tiempo. No nos importaba nada, ni la lluvia cayendo sobre nosotros, ni el frío, ni la gente pasando, nada, sólo estábamos él y yo. Hice un intento por alejarme, necesitaba recobrar el aire, él me dejó apartarme unos milímetros para que ambos respiráramos y sin pensarlo dos veces, volvió a besarme. No sabía si estaba en un sueño o si estaba despierta, pero no, un sueño no podía ser porque lo sentía tan real, tan perfecto. Se separó de mí y nos miramos por unos segundos—. Es por tu culpa que yo me haya vuelto loca —le dije, sonrió con ternura y me abrazó con fuerza.

Beso Travieso en Londres (Adaptación Itazura Na Kiss)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora