•CAPÍTULO 9•

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UN FRACASO Y UNA AMIGA


Olivia

Los días después de la entrevista con el decano de la universidad se sintieron mucho más rápidos. Antes de darme cuenta ya estamos a mediados del último semestre escolar. La graduación es dentro de una semana y con algunos amigos comenzamos a prepararnos para terminar el curso. Pero como cualquier fin de curso, son días atareados, entre miles de pruebas, exámenes y trabajos, apenas hemos tenido tiempo para hacer algo más que estudiar.

Me la he pasado yendo al instituto, del instituto a la biblioteca de la ciudad, de la biblioteca a casa, se repite el ciclo. Han sido días de locos, y el instituto se ha vuelto más exigente a diferencia de los años anteriores. Junto con un grupo de compañeros nos quedamos hasta tarde en la biblioteca estudiando, repasando, haciendo resúmenes, todo lo que sea necesario para pasar los finales, que se encuentran a la vuelta de la esquina.

Tal como me prometió, el señor Rosenberg se ha mantenido en contacto conmigo los últimos meses, donde me avisa que pronto tendré que rellenar la solicitud de ingreso especial, junto con un montón de papeleo que estamos revisando junto a mi mamá. Me emociona pensar que pronto estaré en la universidad que quiero, estudiar la carrera que quiero, sé que no será fácil y que probablemente moriré por estrés, pero estoy feliz de todas formas.

Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, hace tan sólo unos meses atrás estaba ansiosamente esperando por una respuesta de la universidad, y ahora, estoy a tan sólo un par de semanas de ingresar a mi primer año. Mi mejor amiga ha estado postulando a muchísimas universidades, dentro y fuera del país, inclusive a la FIU, pero aún no ha recibido respuesta y eso la mantiene mucho más nerviosa, y no sé qué hacer para tranquilizarla porque sé que es inteligente, lo suficiente como para entrar a cualquier universidad, pero no sabemos por qué no recibe respuesta aún.

Este fin de semana es el cumpleaños de mi papá y me entristece que él no esté junto a nosotros el día de hoy, mamá es quién está más afectada, él era el amor de su vida, su confidente, su mejor amigo y su compañero. Papá cumpliría 38 años este sábado, si tan sólo hubiéramos cruzado por una diferente calle aquel día, todo sería tan distinto. Jamás logramos localizar al hombre que atropelló a mi papá, según la policía fue un accidente, pero eso no recupera la vida de mi papá, además, el conductor estuvo conduciendo bajo la influencia del alcohol, por ende, sí sería su culpa, ya que según la ley, es ilegal conducir si se toma cualquier sustancia con mayor a 10° grados alcohólicos.

Al levantarme el sábado en la mañana, bajo a la cocina a preparar el desayuno, mamá probablemente se desveló anoche revisando los álbumes de fotos en donde mi papá aparece. Sirvo dos tazas de café y meto en el tostador unas rebanadas de pan, sirvo en el vasito de plástico de mi hermano su leche tibia junto con otras dos tazas de té para mis abuelos y lo dejo todo sobre una bandeja. Saco la mantequilla del refrigerador y busco un paquete de galletas dentro de la alacena, las dejo junto al resto de cosas en la bandeja. Voy a la habitación de mi hermano y lo despierto, para que me acompañe al cuarto de mamá, mis abuelos ya están en pie, así que les comento rápidamente la idea y me ayudan con las bandejas.

Mi hermano toca la puerta y mamá nos permite la entrada con voz gangosa y gastada, es decir que, estuvo llorando. Invadimos su habitación con un delicioso desayuno y nos sentamos junto a ella para comer todos juntos. La idea es distraerla y ayudarla a entender que papá puede que no esté con nosotros hoy, pero no le gustaría que lo recordáramos como algo triste, al contrario, recordar todos los momentos felices que vivimos juntos, a pesar de que fueron menos de los que quisiéramos, él fue feliz y es hora de dejarlo ir, él ya está descansando.

Eres luz [Erick Brian Colón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora