La llamo Ire, supongo que su nombre completo será Irene o Irely, no lo sé y no me importa, para mi es Ire y eso es más que suficiente.
Es una chica muy bella, con cabello negro y piel de nube, inteligente en extremo y enternecedoramente berrinchuda, una rosa bella con cuantiosas espinas que hacen aún más evidente su belleza.
Es además muy culta y hábil de palabra; es testaruda y posee un alma buena, ennegrecida un poco por los golpes de la vida; es totalmente impredecible y adorable.
Tiene un gusto musical exquisito y versátil; sueña con conocer en persona a The Beatles, con corear a Kurt Cobain en vivo, saltar frente a The Ramones, poder robarle un beso a George Harrison y, ¿porque no?, darle un pellizco en el trasero a Bob Dylan.
Ella es perfecta, aunque no lo reconozca y pase enunciando sus defectos e imaginarias atrocidades personales; es perfecta aun cuando no lo reconozca, y eso para mí es único y especial; ella es perfecta y haría quedar como un inepto a aquel que se atreviera a declarar que la perfección no existe; pero más allá de su perfección o la falta de la misma, para mi es Ire y eso es más que suficiente.
Hoy fuimos al parque 89, hacía un calor infernal y compramos un par de helados, ella quería uno de fresa, pero no se lo permití, alegando que sería canibalismo y el canibalismo le dejaríamos para después, eso la fastidió un poco y me pidió ir a la orilla de la fuente a alimentar a las aves.
No me dirigió la palabra en un largo rato, pero a mí me bastaba con contemplarla, me entretenía imaginar lo que pensaba y lo maravilloso que sería entrar en su cabeza y descifrar su extraño modo de proceder. De la nada y exactamente al décimo noveno trozo de migajón arrojado a las palomas, decidió retirar su mirada del vacío y dirigirla hacia mí, produciendo ese choque invisible de palabras sin sonido, nos regalamos una sonrisa breve, suspira y me dice:
- ¿Que se sentirá ser nube?
- Tu ya eres una nube y tarde o temprano lloverás, y a mí, personalmente, me encantaría verte llover, regalarte un poco de luz y ver cómo te conviertes en arcoíris.
- Pero yo no soy una nube y creo que jamás lo seré.
- Lo eres, hermosa e imponente, aunque volátil.
- Estás loco.
- ¿Por ti? Claro.
Me besa con los ojos y suelta un nuevo trozo de pan, para volver sus ojos al vacío.
Pasaron horas que decidí no contar, pero se hacía tarde y teníamos que volver, camino lento, como no queriendo llegar nunca, cada paso que doy me achica el corazón porque sé que al final del día tendré que despedirme de ella, cosa que me rompe, pero tengo que disimular, hacerle creer que dejarla me es poco menos que imposible.
Llegamos a su casa, al instante su padre recorrió la persiana y me lanzo un "lárgate de aquí, perro" con la mirada, decidí entonces, muy a mi pesar, despedirme rápidamente.
- Supongo que me voy -le dije- la pasé genial.
- ¿La pasaste genial sin que te hablara?
- Cierto, no pronunciaste palabra, pero eso no significa que no hablaras.
- ¿Entonces qué significa?
- Significa que me gritas con tus ojos, que, aunque tu boca no emita sonidos, cada acción, cada movimiento, cada gesto me cuenta un secreto, por lo tanto, a veces me dicen más tus silencios que tu voz misma.
- Tú y tus palabras raras.
Pretendía hacerme creer que seguía molesta por lo del parque, pero ninguno de sus desplantes (que por cierto me parecen encantadores) me convencían, porque una vez más y como siempre, sus ojos me decían otra cosa.
- Nos vemos Ire.
- Estas...
- ¿Que? ¿Loco?
- De remate
Sorpresivamente me abrazó, como si no quisiera soltarme y el tiempo se detuvo, y todo dejo de importar, olvide mi nombre, no sabía dónde estaba ni a donde iba, solo sabía en ese momento que ese era el único lugar del universo donde quería estar. En el choque de dos mundos cambiantes, siniestros e impuros, nuestros cuerpos calzaban perfecto, como dos engranes que pondrían mi mundo en movimiento de ese momento en adelante.
Me voy, flotando sobre las nubes que ella sin saber puso en mi camino, tarareando canciones cursis, soñando con sus labios de fresa y su cabello de noche sin luna. De pronto, siento que algo en mi vibra, saco mi teléfono y ahí está ese pequeño punto luminoso, ansioso por ser descubierto, leo lo siguiente:
-Gracias por lo de hoy chico, me la pase increíble, te quiero.
P.D. me debes un helado de fresa.
Ese texto fue el fósforo que encendió la pirotecnia en mi cabeza y me voló los sentidos en mil pedazos. Ella es Ire y para mí eso es más que suficiente.
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La Chica Nube
RomanceHelados de fresa, migajas de pan, abrazos eternos y pirotécnia.