BORRADOR
Un ruido hizo que nuestras miradas se separen. Ambos acabábamos de presenciar el choque de dos coches negros. Uno de ellos había destrozado por completo la parte trasera del otro. Los vecinos de la zona se asomaban por los balcones, e incluso la gente del bar se acercó al cruce.
Yo permanecía paralizada, intentando ver quiénes eran los conductores del accidente. Por la puerta del coche menos dañado apareció un hombre. Un hombre mayor, alto, no demasiado delgado pero impoluto, con un traje negro y una imagen elegante y misteriosa. Ni siquiera las pequeñas gafas que sostenía su gran nariz tenían un rasguño. Ahí me di cuenta que era el mismo señor que tocaba el violín...
-¿Está bien? -aquel hombre se dirigió a Joseph, quien estaba intentando abrir la puerta del copiloto del coche dañado. Entre los dos, consiguieron abrir una puerta desde el interior, ya que el cristal se había hecho mil pedazos y se podía acceder a abrirla fácilmente. Lo que a mí me resultaba curioso era que mientras un vehículo estaba impecable, el otro con el impacto y tras dos vueltas y media, se había destrozado por completo. Un grupo de personas se acercaron a Joseph y al hombre mayor para ayudar a la mujer del interior del coche, y fue entonces cuando tres motos de la policía del pueblo se acercaron a ayudar.
-Estás bien? Pareces afectado. -no se me ocurrió mirarle a la cara. Sólo me iba fijando en el cielo y en los charcos helados del asfalto por el que caminábamos, posibles culpables del recién accidente, y dada la familiar ausencia de coches, no nos preocupamos lo más mínimo por sufrir otro accidente.
-Tienes razón...
Ayudamos a las personas a ir al hospital y luego volvimos a las calles.
Joseph me tomo de la mano, mientras sentía sus manos heladas haciendo contacto con las mías el decía:
-Tenemos que despejar la mente de todas estas locuras...
-Opino lo mismo.
No me dejaba de mirar con esa peculiar sonrisa...
Caminamos hasta la pequeña casa donde había despertado para descansar un poco, estaba exhausta.
Joseph se acercaba a mi mientras yo temblaba de los nervios ¿Era ese el momento para declararle mi amor? ¿Era ese el momento donde debí haberlo besado? Tenia muchas preguntas.
Joseph se acerco a mi oreja y dijo:
-Brook, no sabia como decirte pero, tu siempre me habías gustado solo que me daba algo de vergüenza...
-E-eee Q-que?!
Que vergüenza...! no sabia como reaccionar así que le dije:
-Tu también me gustas desde ya hace mucho tiempo...