No sabía cómo ese chico, vestido de chica, había llegado a ser su novio/a. Bueno, si sabía ¿Cómo no saberlo? Pero nunca se imaginó que terminaría con él.
A él le gustaba su mejor amigo KiBum, pero éste estaba perdidamente enamorado de JongHyun, un chico que quién sabe de dónde fue a sacar, y que de pronto comenzó a asistir a su misma escuela.
KiBum estaba al tanto de los sentimientos de su amigo hacia él, pero él no quería, ni se le hacía justo para ambos comenzar una relación de la cual a la larga ninguno de los dos sería feliz. Por eso no hizo mucho drama para comenzar a salir con JongHyun.
- MinHo ¿En qué piensas? - Llamó su novio pasando sus brazos por su cuello colgándosele. Estaban de compras.
- Recuerdo. - Le besó y siguieron paseando en las tiendas.
MinHo no decía nada sobre la relación de su amigo con otro chico. Sentía que le quería tanto, que no le importaba si era feliz con otra persona. Aunque eso no quitaba que se sintiera destrozado por dentro; podía mostrarles una gran sonrisa para saludarlos y hablar con ellos, pero en el fondo se sentía fatal. "Sí él tiene novio, ¿Por qué yo no?" Fue un pensamiento tonto que le cruzó por la cabeza descartándola rápidamente. No estaría con nadie por despecho. Lástima que algo relacionado estaba en su futuro.
Un día, había llegado tarde a su casa por quedarse en la escuela a terminar un trabajo. Cuando abrió la puerta fue sorprendido por unos brazos delgados que le rodearon el cuello para ser abrazado, un cuerpo delgado se posó sobre el suyo casi tirándolo de no ser por sus buenos reflejos.
- Oppa, qué bueno que llegas. - Saludó muy alegre la chica. Su voz sonaba algo rara. Pero más raro es que ella estuviera en su casa, le diera un abrazo y le diera la bienvenida muy así. Ni siquiera la conocía.
- Hijo, ¿Recuerdas a Tae...?
- TaeYeon. - Terminó ella. Según él, no la conocía, pero su madre sí. Lo más seguro es que la olvidó.
- No. - TaeYeon bajó la mirada decepcionada.
- No te preocupes oppa, me recordarás. - Dijo animada mientras le guiñaba el ojo. Pobre, si supiera que era gay.
Cenaron con ella. Sus padres platicaban muy amenamente con la chica. Pero él no la recordaba. Trataba pero nada. Aunque su rostro si le sonaba de un lado. En la noche ella se fue. Pensó y esperaba no volver a verla. ¡Oh sorpresa!
Poco a poco MinHo se iba alejando de su amigo, no era muy intencional, ni le era fácil. Ni mucho menos era fácil verle abrazado a cada rato del chico de baja estatura que se lo había ganado. Su alejamiento le había molestado a KiBum, quien no quería perder su amistad, e iba a hablar con él. Le había estado evitando, así que en la escuela no era muy favorable. Iría a su casa donde no tendría escapatoria.
Llegó antes que su amigo, le abrió su madre recibiéndolo gustosa y permitiéndole pasar a su cuarto. Ahí le esperó hasta que llegó. MinHo se sorprendió de verle ahí.
- Choi MinHo, debemos hablar. - El mencionado sudó la gota gorda. No quería estar ahí. Mentalmente estaba matando a su madre por dejarlo pasar y no avisarle de ello.
- Ammm... Ahorita no...
- ¿Qué se supone debes hacer? ¿Eh? Me has estado evitando todo este tiempo. Dame una explicación. - Y ahora ¿Qué decía? ¿Qué inventaba?
- Es que yo... tengo... tengo... - Su amigo le esperaba impaciente.
- ¡MinHo-oppa! - Llegó gritando la chica extraña del otro día, parándose en el marco de la puerta. - ¿Quién es él? ¿Oppa? - Preguntó celosa mirando al chico de pies a cabeza.