¿Y si fuera verdad?

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[SAM]

Desde aquel día que salí del hospital, pasó la nada misma para que Namián terminara conmigo. Fui demasiado iluso para creer que esto duraría, sabiendo que Namián me había engañado una vez era de esperar que me dijera en algún momento que quería acabar con esto.

Yo quería creer que no sería así, intenté ignorar las señales. Namián se juntaba conmigo pero era más distante, hablaba mucho con alguien por chat y si yo aparecía a su lado él cerraba el chat inmediatamente. No quería dejarlo ir, si él me dejaba quedaba completamente solo.

Y así fue.

Namían terminó conmigo y quedé solo, no es entretenido pasar todas las vacaciones así, Einee volverá a fines de febrero y Cyrel...

Cyrel es un tema aparte. No sé que pasará con nosotros, no he vuelto a hablar con ella desde que me contó que quería conquistarme. Ese día, después de hablar, no pude dejar de pensar en qué fue lo que falló entre nosotros, qué fue lo que desencadenó un montón de vaivenes en los cuales ninguno de los dos coincidía, cuando yo la buscaba ella no tenía otra intención, luego ella me buscaba y yo estaba en otra. ¿Valía la pena siquiera seguir siendo amigos? Había corrido tanta agua bajo el puente, pero sé que aún la quiero y la extraño.

Después de pasar enero encerrado en la casa sin hacer mucho más que aprender a usar mi prótesis, me he decidido a no pasar febrero así, así que llamo por teléfono a la casa de Cyrel y me contesta su mamá.

—¿Sam?

—Hola, ¿está Cyrel?

—No deberías llamar acá.

—Lo sé, supe que ella había cambiado de teléfono, y no pude llamarla directamente porque no tengo su nuevo número —le digo, Einee me había contado eso.

—No me refiero a eso, Sam, creo que ya es suficiente todas las veces que he tenido que ver a mi hija sufriendo por ti, ella no se merece esto, deberías dejar que siga su vida.

—Mire, sé que usted tiene razón, me he portado como un idiota, pero necesito hablar con ella y saber lo que ella piensa, ¿Podría decirle que me llame?

—Lo siento —dice y me corta la llamada.

Siento un leve dolor en el pecho, y un poco de rabia. Necesito que Cyrel me diga qué haremos, no que su mamá me ordene alejarme.

De pronto tengo un impulso rebelde, agarro las llaves del auto y conduzco a casa de Cyrel (aprendí a conducir con la prótesis).

Mientras voy en el auto me pregunto ¿Qué le diré? Ni siquiera he planeado algo, lo único que he pensado en hacer es abrazarla y pedirle perdón, tal vez ponerme a llorar, he ocultado durante mucho tiempo la tristeza que me da estar lejos de ella y haberla herido de esa forma. Sin querer una lagrima se me escapa, me siento estúpido por haber dejado que pase tanto tiempo, siempre he necesitado su compañía y no la he valorado.

Me limpio la lágrima del rostro y me estaciono frente a su casa. Golpeo la puerta y espero un rato. La mamá de ella me abre.

—Por favor, déjeme ver a Cyrel, si ella no quiere volver a verme después de esto lo entenderé, pero necesito hablar con ella. —digo rápidamente, temiendo que ella me cierre la puerta en la cara.

—Sam, te dije que no insistieras...

—Lo sé, pero usted no entiende, ella ha estado conmigo siempre, y ahora me he dado cuenta de los errores que he cometido, debo pedirle perdón y decirle que... que la quiero.

—Te dejaría hablar con ella, pero no está.

—¿A qué hora vuelve? Puedo esperarla. —le digo, creo que he sonado un poco desesperado pero ¡Estoy desesperado! ¿ Es que nunca les ha pasado que se dan cuenta de la cagada que han dejado y necesitan solucionarlo pronto? ¡Así me siento!

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora