Breathe on me - Britney Spears.
Me parece curioso como es que, hace unas horas antes, estaba lavando este mismo auto que conduce Maximiliano hacia la casa de sus padres.
Cabe mencionar que estaba llena de preocupación de no rayarlo porque, no es como que sé mucho de autos, pero un Aston Martin One-77 es el carro de los sueños de Alexander y, por ende, tengo una idea de la cantidad de dinero que cuesta.
A lo mejor debería pedirle a Maximiliano si me deja tomarme una foto con su carro para mandársela a mi hermano y decirle: "Mira, Maximiliano tiene uno de los 77 autos". Puedo asegurar un noventa por ciento que a Alexander se le caen los calzones.
Dejo de pensar en lo anterior y entro en un profundo estado de asombro cuando Maximiliano se detiene a un lado de una caseta de seguridad, donde se identifica como hijo de los Dimitriou, y se le da acceso a una larga carretera que genera un constante ruido por el material. Si abres la boca y hablas, te brinca la voz como si te estuvieran golpeando la garganta constantes veces.
—Madre mía —murmuro, incrédula al ver, todavía a varios metros de distancia, la impresionante mansión oculta entre plantas tropicales.
En el fondo escucho a Maximiliano soltar una risita.
Entiendo que para él todo esto parezca lo más normal, pero para alguien que lo más impactactante que ha visto construido por el humano es el castillo de Disneylandia, lo asimila diferente, con la simple razón de no estar acostumbrada a ver construcciones tan magnas como lo es la casa de los Dimitriou.
Al detenernos de lado de la entrada principal, se acerca un hombre a recoger las llaves, mientras otro se ofrece a abrir la puerta para que baje.
—Gracias —murmuro, nerviosa.
Volteo a la camioneta donde están Roberto y Ethan, buscando que aprueben mi sencillo vestido con diseños de fresas cocidas y sandalias blancas.
Roberto parece saber lo que estoy queriendo comunicar porque levanta sus pulgares y me sonríe.
—Ven, ómorfi mou —Maximiliano me agarra el codo, por lo que dejo de mirar a Roberto.
Con mi brazo entrelazado con el suyo, nos introducimos a la casa que parece celebrar algo grande porque hay personas por todos lados, hablando y riendo. Para rematar, venien vestidos formales, nada que ver con mi vestimenta.
—Debiste decirme que necesitaría otro vestido formal —le reprocho intentando que nadie más escuche.
—Te lo hubiera dicho si supiera —se defiende entre dientes, al mismo tiempo que saluda con falsedad a algunas personas de ayer. Me doy cuenta que no saben diferenciar cual es la sonrisa sincera de Maximilino, porque la mayoría le devuelve el saludo con cierta felicidad—. Además, te ves bien con lo que sea que traigas puesto.
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Mientras Me Busques (1º) ©
RomanceDos personas. Dos mundos opuestos. Una relación falsa. Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero. Uno nunca se ha enamorado y...