20) La ejecución planeada

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El tiempo pasaba, demasiado rápido, y terminó llegando el día, aquel día en el que ejecutaríamos nuestro plan. En nuestra casa teníamos que comer, pero no hubo mucha hambre, pues la simple idea de que podríamos morir, era una idea descabellada, que podía llegar a cumplirse, si algo salía mal. El cielo estaba bastante gris, parecía que iba a llover en cualquier momento. Más tarde, Ana se fue a arreglar a baño, mientras que Jorge volvió a su habitación a buscar algo que se suponía que había olvidado. Yo me quedé en la sala sentado, hasta que viene Ana, y se sienta a mi lado.

-Hola...-Le dije.- lamento lo de tu hermano.

-La verdad me duele, estuvo mucho tiempo ayudándome...

-Tranquila-Le dije. Le di un abrazo, y abrazándome se le salieron algunas lágrimas. Ella se separa del abrazo, empieza a mirar mis ojos, sus ojos parecían dos diamantes, acercándose cada vez más, hasta besarnos. Su respiración se volvía lenta, y su corazón parecía latir cada vez más rápido. "Pum" se escucha un ruido en la parte de arriba de la casa. Nos apuramos para subir, sin embargo, lo que veríamos sería algo muy desilusionante y escabroso, algo que, pudo haber hecho que nos rindiéramos en un instante ante nuestro plan. El cuerpo de Jorge yacía inerte en el suelo, con un charco de sangre del lado de su cabeza. En una de sus manos traía un arma, y la otra simplemente estaba vacía, aunque cerrada. La angustia se había apoderado de mí ser.

- Lo lamento- Dice Ana...

Luego de un par de días, decidimos de una vez seguir con el plan, sabíamos que era una gran pérdida, pero si no lo continuábamos, entonces algo peor podría pasar, en el caso de que el ejército de Tenebrus conquiste el mundo, podía o bien matarnos, o esclavizarnos. Ese día me subí al coche, y manejé por la supuesta ruta que nos llevaría a nuestro destino final. Doblé hacia el camino de tierra, y en ese momento paré, paré frente a un edificio que parecía antiguo, aunque aún se mantenía muy bien. Dentro de este, había un altar, altar al cual dictaba, "Ese, hijo del señor, se posará en este altar, salvará a los impuros de corazón", me subí al altar y comencé a pensar, sin embargo, lo único que recibía en mi mente, era el típico, "La descendiente de Eros, está cerca."

"La descendiente de Eros, está cerca."

"La descendiente de Eros, está cerca."

"La descendiente de Eros, está cerca."

"La descendiente de Eros, está cerca."

Nada nuevo había ocurrido, hasta que empieza a temblar la tierra, donde de esta emerge aquél señor, ese señor que nos habíamos encontrado anteriormente, alto y todo trajeado, era Tenebrus.

-Al parecer no lograron hacer nada-Dijo él- pues, nunca lo harán, los descendientes de aquellos dioses no existen, es sólo un rumor.

-Una voz en mi cabeza me dijo que está cerca.-Contesté.

-Es que, ya estás perdiendo la cordura a causa de mi poder, matando gente logré aumentarlo tanto como para salir de aquella cárcel, y pronto tendré este mundo en mi poder.-Dijo Tenebrus. "Él envidiaba a Vitae, su hermana, por haber creado este mundo. Eros y Tanatos amaban a Vitae, pues este había aportado un pedacito más de vida al infinito." Dijo una voz en mi cabeza. "Tenebrus decidió conquistar la creación de Vitae, y así enorgullecer a los dioses, pero, en vez de enorgullecerse, se enfurecieron con él. Lo encerraron en una dimensión aparte, llamada "La enésima dimensión" en una caja donde todo permanecía siempre constante, no existían los cambios, a excepción de aquella persona que haya sido encerrada en esta."

Tenebrus creció en un tamaño descomunal, arrasando con el techo del templo, y abriendo un portal de color oscuro en el cielo, donde empezaron a salir miles de entidades de diferentes tamaños. En ese momento empieza a llover. Las calles empezaron a inundarse, lo suficiente para que la mitad del cuerpo de un ser humano termine empapado, pero para aquellas bestias, eso no era nada. Imágenes desde su punto de vista vinieron hacia mí, una de estas había agarrado a una señora de unos sesenta años, y la estiró mientras ella gritaba, la estiró hasta partirla en medio, acompañado de un chorro de sangre y las tripas de ésta cayendo.

El fin del mundo parecía haber llegado, en el cielo parecía haber presencia de helicópteros que eran derribados por aquellos gigantes, así que ni el mismo ejército podía contra ellos. Todo el mundo estaba perdido, en ruinas, la humanidad llegará a su fin.

-Lo lamento-Dije a Ana mientras le di un abrazo- creo que esta vez, no pudimos hacer nada.

-No lo lamentes, no fue tu culpa, esto tuvo que haber sucedido-Dijo Ana correspondiendo a mi abrazo.- gracias por haber aparecido en mi vida, mientras esta duró.-Agregó, con lágrimas a los ojos, lágrimas que sequé.

-Eres una persona muy importante.- Le dije a Ana, ella se me acercó, se acercó lo suficiente, y posó sus labios en los míos, besándonos. Su respiración se hacía más lenta, mi corazón iba demasiado rápido. En ese momento decidimos acostarnos en el suelo del altar, estaba algo áspero, pero, no importaba, ese iba a ser el fin, el fin de todo. Ella puso sus suaves manos bajo mi camisa, y yo comencé a darle besos en el cuello.

-Si este será nuestro fin, quiero morir a tu lado.-Dijo ella- y comenzó a desabrochar mi pantalón. En ese momento hubo mucha pasión, mientras ella gemía y sus manos arañaban mi espalda, sus marcas, las marcas que ella me dejaba en la espalda, eran las marcas que demostrarían nuestra unión, marcas que conectaban su alma con la mía. En ese momento le presioné la mano, mientras con mi otra mano le acariciaba la nalga, y sentí una sensación, una palpitación, una que anunciaba que ya había liberado todo en ella. "Ella..."dijo una voz. "Ella es, la hija de Eros", completó la voz. ¿Acaso Tanatos y Eros tenían descendientes a parte de la humanidad?, era raro. "Tanatos le metió la mano en la garganta a Eros, para depositarle su semilla, su esencia se impregnó en Eros. Tanatos es la presentación de la muerte, viste de negro, se transforma en cosas oscuras, animales oscuros, y su presencia se siente desde lejos a aquellos que él busca. Tanatos representa el instinto de muerte del ser humano, imagina una mujer a la que su pareja la deja. Ella tiene odio a él, y ese instinto es el de Tanatos. La angustia de los suicidas es a causa del predominio de la esencia de Tanatos , aquella conocida como "La nube negra". Todos los seres humanos, hijos de Vitae, tienen esta esencia sumada a la de Eros, ya que Vitae es descendiente de ambos." Mis pensamientos iban rápido, pensé en las veces que me he sentido mal, las veces que solamente pensé en acabar con todo, todo desde que murió mi madre, era como un duelo eterno, del que parecía nunca poder escapar, si no era muriendo. "La esencia de Eros en cambio es la esencia de la vida, el amor, el deseo, todo lo bueno. Aquella mujer imaginaria odiaba al que lo dejó, pero, a su vez, pensaba con gran angustia, todo aquello que pudo haber vivido con él, si eso nunca hubiese ocurrido.", entonces, cuando murió mi madre, su esencia Eros/Tanatos se había desvanecido con ella, quedando sólo la esencia de Tanatos, mi padre.

"Aquello aún no acabó."

"Aquello aún no acabó."

"Aquello aún no acabó."

"Aquello aún no acabó."

"Aquello aún no acabó."

"Aquello aún no acabó."

Sentía como un brillo nos rodeaba, nuestro cuerpo, nuestro ser había cambiado, no debíamos rendirnos, porque ya nos habíamos convertido en un dios real, un humano perfecto, fusión de dos humanos imperfectos.

La muerte era supuestamente un final, o el estado natural de las cosas. Sin embargo, nos rehusamos a terminarlo tan pronto, la vida seguía, y sin importar lo que ocurra, debíamos enfrentarla.

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