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Las gotas caían a escasos centímetros unas de otras, el cielo de vez en caundo se iluminaba por la presencia de relampagos, había luna llena, pero el astro no era nada más que una diminuta moneda plateada a través de las nubes oscuras que cubrían todo el cielo.
Oscuro, totalmente oscuro como las fauces de algún animal, esperando silencioso el momento de devorar a todos en la tierra.
Jacobo miraba la noche, escuchaba las gotas al chocar contra el pavimento sus mejillas estaban frías y todo su rostro estaba empapado. Estaba concentrado pensando en la nada, solo el observar como las gotas de agua se volvían visibles hasta que ya casi lo golpeaban, una cayó en su ojo derecho, estaba helada pero siguió sin mover su vista. Hasta que comenzó a escuchar movimiento a su alrededor.

Sus compañeros de escuadrón se movían en dos hileras por todo el techo de la enorme residencia sobre la que se encontraban. Jacobo se incorporó y en ese instante pareció que la lluvia empezaba a arreciar.
Nadie hacía ruido, en algún lugar de la ciudad un auto aceleró y en algún otro un cuhete fue detonado, un chiflador, el hombre recordó brevemente su niñez: en compañía de sus primos corrían por los callejones de la ciudad reventando en casa esquina un ratoncito, barrenos, bolas de humo, casuelitas y R-15, recordaba que gente enojada se asomaba por sus ventanas y prometían atraparlos, pero ellos siempre corrían, siempre iban riendo, antes de que pudiera seguir añorando su pasado un sonido lo trajo de vuelta a la realidad.

PAM

Habían derribado la puerta del techo de la casa y ahora todos comenzaron a entrar; Jacobo se puso en cuclillas y se movió. Veía como sus compañeros entraban al oscuro pórtico de la casa, la entrada era tan oscura como el cielo, pero esta vez el se dirigía a las fauces.
Entró en la oscuridad perpetua, casi al momento de entrar encendió la lámpara que venía integrada a su rifle. Vio que a menos de un metro comenzaban unas escaleras de caracol, y también vio a otros cinco más del escuadrón ya bajando por ellas. El agua de la lluvia torrencial entraba por la puerta derribada y comenzaba a caer en una diminuta cascada escaleras abajo un trueno se hizo presente y el mundo entero enmudeció.

Bajo uno, dos, cinco, doce, veinte, treinta, cincuenta escalones y no parecía haber un final, como una extraña pesadilla que te mete a una historia retorcida y sin final coherente.

Afortunadamente si había un final, aunque aquello hubiera sido mejor.

Al bajar se encontraba en una sala de estar, no había ninguna luz enendida, y todo estaba en un perfecto orden, sillón, mesas, pantallas, todo prácticamente impecable. Entonces se percató de algo
¿Donde estaban los que iban adelante de el?

En ese momento se escucharon tres disparos, pero muy lejanos, como si ocurrieran en alguna habitación aledaña, trato de rastrear el origen del sonido pero los disparos cesaron tan rápido como acabaron

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2019 ⏰

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